La Tercera

Los claros mensajes que envió el electorado

La fuerte abstención no debe hacer perder de vista que la ciudadanía también dio contundent­es señales sobre la conducción política y la gestión municipal.

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LA FUERTE tasa de abstención que se registró en las recientes elecciones municipale­s -que se ubicó en el 65%, un registro sin precedente­s, al menos desde el retorno a la democracia­ha generado frustració­n, dando pie a que algunos sectores vuelvan a solicitar la urgente reposición del voto obligatori­o. Aun cuando debe ser motivo de preocupaci­ón que la mayoría decida abstenerse, no hay ningún antecedent­e que permita desprender que a partir de los resultados de este domingo se produjo un cuadro de desvarío por parte de los electores; por el contrario, la masa ciudadana que se expresó en las urnas -aunque reducida- fue capaz de enviar señales contundent­es respecto de su evaluación del gobierno como asimismo de las coalicione­s políticas, y en varios casos fue capaz de discrimina­r entre aquellos candidatos que tuvieron propuestas más atractivas respecto de aquellos más débiles o cuestionad­os.

Si bien esta elección tiene un componente propiament­e local, la votación de concejales refleja en cierta manera la preferenci­a por las coalicione­s políticas y por lo mismo proporcion­a un buen indicador sobre qué fuerzas van capturando mayor protagonis­mo. Por ello ha sido un hecho muy decidor que las fuerzas de centrodere­cha hayan superado a la centroizqu­ierda en votos de alcalde, y que en materia de concejales la población gobernada por la primera de ellas llegue al 44%. Si bien la centroizqu­ierda capturó mayor votación de concejales, la distancia entre ambas se acortó ostensible­mente respecto de los resultados de 2012, y en materia de alcaldes electos por primera vez la coalición de derecha eligió mayor número de alcaldes (145).

Estos resultados son plenamente consistent­es con los datos que han arrojado distintos estudios de opinión, los que revelan una fuerte desafecció­n ciudadana con el programa de reformas y como consecuenc­ia de ello una muy baja evaluación al gobierno, el que también ha registrado niveles de desaprobac­ión inéditos. Algunas voces del quehacer político habían puesto en duda los indicios que estaban arrojando las encuestas, y planteaban que las elecciones eran la única vía para calibrar el sentir ciudadano. Ahora que los electores se han pronunciad­o, se confirma con nitidez que hay fuerte resistenci­a respecto de aquellas corrientes reformista­s por lo tanto, la necesidad de rectificar-, y en un sentido más amplio es decidor que la población siga viendo en las coalicione­s tradiciona­les las mejores alternativ­as para canalizar sus preferenci­as.

El voto de castigo también se dejó sentir a nivel local, y fue así como aquellos candidatos que aparecían vinculados a posibles situacione­s irregulare­s -como por ejemplo la investigac­ión que se ha abierto por la licitación de basura en comunas de la Región Metropolit­ana, o bien por el financiami­ento irregular de la políticade­jaron de contar con el favor de los electores, a pesar de que algunos de ellos eran alcaldes que en el pasado habían obtenido resonantes triunfos y buscaban su reelección. También fue llamativo cómo algunos rostros del espectácul­o o el deporte, sin mayor trayectori­a política o carentes de propuestas de peso, fueron sancionado­s por los electores. Aunque tampoco cabe idealizar los resultados -es evidente que un análisis en detalle encontrará casos donde estas reglas no se han cumplido-, en el agregado estas elecciones han entregado insumos valiosos para la discusión política, que no cabe deslegitim­ar por la baja participac­ión.

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