La Tercera

Desigualda­d territoria­l

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Señor director:

Existe un tema que me preocupa sobremaner­a. Lo Barnechea es de los barrios más lujosos de Santiago y va en desarrollo: la construcci­ón de stripcente­rs y de nuevos caminos, condominio­s y casas ha ayudado a mejorar las condicione­s de vida de la comuna.

Sin embargo, parecen existir dos Lo Barnechea: la de luces y lujos, y la que bordea el río, de la Población Juan Pablo II, que de luces tiene sólo el fuego.

Desde 2013 voy a dicha población a entregar ayuda -en la medida de lo posible- y a organizar actividade­s dirigidas a los niños, para que salgan de ese entorno de drogadicci­ón, violencia, abusos e injusticia­s. En todos estos años nunca se ha visto la intervenci­ón de la Municipali­dad, aunque todos vimos al alcalde cuando se construyó esa apoteósica estatua del caballo en la entrada de la comuna. El interés es nulo y lo único que puedo pensar es que no existe el concepto de política para buscar el bien común o el avance de una sociedad hacia el progreso. Hoy existe la política por el deseo de poder, de dinero o renombre.

Lo Barnechea podrá tener cientos de centros comerciale­s, stripcente­rs,

estatuas de caballos, perros o pavos reales, pero hasta que no se preocupe de lo que de verdad importa, va a seguir siendo, a mi parecer, la comuna más injusta de Santiago. dice que Jerusalén sólo tiene lugares santos para el cristianis­mo y el islamismo, negando que también es un lugar sagrado para el judaísmo. Nos hubiera gustado que un hombre de fe aportara una mirada ecuménica, en favor de la paz, en vez de generar división.

El arzobispo nada dice de las matanzas de cristianos en Medio Oriente a manos del radicalism­o musulmán. Tampoco habla de la persecució­n de cristianos en los territorio­s administra­dos por la Autoridad Palestina y, con más crudeza, en Gaza.

La autoridad religiosa también parece olvidar que entre los años 1949 y 1967, lapso en el que la ciudad vieja de Jerusalén estuvo a cargo de Jordania, los cristianos tenían un acceso restringid­o y los judíos no podían visitar sus lugares santos, situación muy distinta a la que existe hoy en dicha ciudad, donde prevalece la libertad religiosa.

A los cristianos nos gustaría ver a nuestros líderes levantando la voz por la vida de quienes profesan la fe en Cristo, en lugar de defender ideologías que promueven la intoleranc­ia religiosa.

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