POSESIÓN

colocó el 2-0 y avivó la esperanza del #LoDamosVuelta que patentaron los fanáticos del chuncho en 2011, en la final del Apertura que tuvo a los mismos protagonistas.

Lo cierto es que Católica no encontraba la fórmula para imponerse en el medio. Ni siquiera el ingreso de Enzo Kalinski le ayudó al conjunto de un Mario Salas molesto por el desempeño de sus pupilos en el Nacional.

Pero ya está dicho. El cuadro de la precordillera atraviesa una etapa de madurez interesante. La cuota justa de categoría para sacudirse un trance crítico. Así, Nico Castillo, a los 61’, se coló entre los centrales estáticos de la U y con una palomita puso el descuento.

Fueron luces de lo que vendría después. Porque mientras Rodríguez firmó su mejor noche en mucho tiempo con la camiseta laica, con un golazo de volea (68’), los cruzados tenían preparados dos golpes al corazón de sus adversarios.

Ese fue el gran problema de los dirigidos por Víctor Hugo Castañeda. No haber aguantado la ventaja y develar en el peor momento los fantasmas que atormentan una temporada para el olvido. Se apunta con el dedo a Vilches, que efectivamente fue el peor de la cancha, pero también hay que remontarse al partido de ida, cuando Gonzalo Jara cometió un penal infantil y se hizo expulsar por doble amarilla.

Gracias a esa desgracia que persigue a los azules, llegó la igualdad del iluminado Fuenzalida (poco antes había descontado Germán Lanaro). No sirvió de nada el esfuerzo del archirrival. La UC espera rival en semifinales, entre Colo Colo y Cobreloa, con el deseo justificado de la triple corona en 2016.

La U, en tanto, no perdió, pero sufrió otra jornada de derrota. Sus hinchas se quedan con el consuelo de que los jugadores mostraron espíritu, alma. Esos mismos hinchas, eso sí, también chocan con una triste realidad: que eso es lo único que le pueden exigir al equipo a esta altura del año.b