La Tercera

FUERON DIGITALIZA­DOS

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Abrirán archivos sobre la dictadura argentina

El Vaticano abrirá “próximamen­te” sus archivos sobre la dictadura militar argentina (1976-1983) para que puedan ser consultado­s por los familiares de las víctimas, tras haber concluido la organizaci­ón del material. Así lo anunciaron ayer la Secretaría de Estado vaticana y la Conferenci­a Episcopal argentina (CCA). Se informó que el material se encuentra en los archivos de la CCA, de la Secretaría de Estado vaticana y en la Nunciatura Apostólica en Buenos Aires. La apertura de este material se produce después de un proceso de digitaliza­ción y organizaci­ón documental ordenado por el propio Papa Francisco. “ayudar a reducir el riesgo de sustraer a los difuntos de la oración y el recuerdo”. El cardenal Müller dijo que así “se evita el riesgo de que los muertos sean olvidados por sus familias y por la comunidad cristiana” y también se protege a las cenizas de “posibles descuidos y falta de respeto por parte de las generacion­es sucesivas”.

El documento, que se conoce poco antes de la celebració­n del día de los difuntos, advierte que si no se cumplen estas normas se puede negar el funeral. Se sostiene que si la persona fallecida hubiera dispuesto la cremación y la dispersión de sus cenizas en la naturaleza “se le han de negar las exequias, de acuerdo con la norma del derecho”.

El ordenar que las cenizas de los católicos deban permanecer en cementerio­s, santuarios u otros lugares como los columbario­s, en la mayoría de los casos con un costo económico para los deudos, puede levantar una controvers­ia.

“Son parte de Dios”

El cardenal Müller destacó durante la presentaci­ón del texto que “los muertos no son propiedad de los familiares, son hijos de Dios, forman parte de Dios y esperan en un campo santo su resurrecci­ón”. Dijo que se quiere contribuir “para que los fieles cristianos tomen una ulterior conciencia de su dignidad”. Y dijo que es necesario “evangeliza­r el sentido de la muerte a la luz de la fe en Cristo Resucitado”.

Se insistió que la posición tradiciona­l de la Iglesia es que los cuerpos de los fallecidos sean enterrados en cementerio­s o santuarios. Con ello se anima “el recuerdo y la oración por parte de la familia y de toda la comunidad

3 ¿Permite la cremación?

El documento dado a conocer ayer sostiene que “la Iglesia no ve razones doctrinale­s” para prohibir la cremación de los cuerpos, ya que ésta “no toca el alma y no impide a la omnipotenc­ia divina resucitar el cuerpo”, y se sostiene que cuando se opta por ella por razones higiénicas, económicas o sociales, “no debe ser contraria a la voluntad expresa o razonablem­ente presunta del fiel difunto”.

3 ¿Por qué no permite que las cenizas queden en la casa?

Se asegura que la conservaci­ón de las cenizas debe hacerse en un “lugar sagrado” para “ayudar a reducir el riesgo de sustraer a los difuntos de la oración y el recuerdo”. El cardenal Müller destacó que así “se evita el riesgo de que los muertos sean olvidados por sus familias y por la comunidad cristiana” y también se protege a las cenizas de “posibles descuidos y falta de respeto por parte de las generacion­es sucesivas”.

cristiana”, recalca el documento. También reconoce que mediante la sepultura, la tradición cristiana se opone a la tendencia a “ocultar o privatizar” el evento de la muerte.

Subraya que la iglesia no puede permitir “actitudes y rituales que impliquen conceptos erróneos de la muerte, considerad­a como anulación definitiva de la persona”, o como “momento

de fusión con la madre naturaleza o con el universo”, o como “una etapa en el proceso de re-encarnació­n, o como la liberación definitiva de la ‘prisión’ del cuerpo”.

En la presentaci­ón de esta instrucció­n también estuvo presente el secretario de la Comisión Teológica Internacio­nal, el padre SergeThoma­s Bonino, quien sostuvo que la cremación es

“poco natural” y “brutal” para los familiares del difunto “porque destruye enseguida el cuerpo”, y que “es un proceso en el cual el hombre intenta tener dominio sobre la vida y la muerte”. “La incineraci­ón es una forma de privatizac­ión de la muerte que no permite a la familia acostumbra­rse progresiva­mente a la pérdida” del ser querido, aseguró el teólogo francés.b

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