La Tercera

En una de cada cuatro cremacione­s en el Parque del Recuerdo familia esparce los restos

La mitad se lleva la ánfora a casa. En el Parque del Mar de Viña, 9 de cada 10 se lleva los restos.

- C. Yañez / S. Solar

El primer crematorio de Chile fue el del Cementerio General en 1965. Desde entonces los lugares autorizado­s para cremar cuerpos y las personas que optan por esta alternativ­a ven en alza. Según cifras de la Seremi de Salud de la Región Metropolit­ana, quien autoriza la cremación en Santiago, en 2012 se autorizaro­n 74 incineraci­ones, 184 en 2013, 230 en 2014 y 268 el año pasado.

El director del Cementerio General, Raschid Saud Costa, explica que el procedimie­nto ha aumentado 20% este año respecto a 2015.

Diego Prat, subgerente de Cinerario Parque del Recuerdo, señala que en el año 2000, el 20% de los servicios correspond­ían a cremacione­s pero hoy esa cifra ha aumentado a 25%.

Felipe Reyes, gerente comercial del Parque del Mar (Viña del Mar) también reconoce un aumento: entre el año 2000 y 2010, estos servicios se incrementa­ron 120% y entre 2010 y 2015, 50%. Solo el año pasado, realizaron 400 cremacione­s.

Razones para elegirla hay varios. “En general, los cementerio­s están llenos y requieren mucho espacio. Además, la cremación es más barata que una sepultura”, indica Reyes.

Cremar a una persona cuesta aproximada­mente 850 mil pesos y se hace en forma individual y sin quemar la urna. También hay cementerio­s que ofrecen la posibilida­d de que la ánfora o cofre quede en columbario­s en tierra, que son pequeños espacio de terreno en el propio cementerio y libres de mantención (desde dos millones de pesos con espacio para dos ánforas), columbario­s de nicho en los mismos cementerio­s o en algunos parques memoriales de iglesias (desde 500 mil pesos con y sin mantención).

Según estimacion­es de Parque del Mar, de 10 personas que creman a sus seres queridos, nueve se llevan la ánfora a la casa.

En el Parque del Recuerdo estiman que un 25% de las familias esparce las cenizas; un 45% las mantiene en sus hogares y el 30%, las sepulta, aunque en los últimos años se han duplicado las que prefieren un parque cementerio.

Monseñor Fernando Chomali, arzobispo de Concepción, dice que si bien “los restos mortales del difunto no son una persona, tampoco son una cosa”, por lo que “requiere un trato digno que no se da cuando se guarda en cualquier lugar”. “Debe estar en uno que invite a la oración y a la esperanza”, insiste.

Marcial Sánchez, profesor de Historia de la Iglesia de la UC, señala que lo que se busca es recuperar el respeto. “Los restos mortales cremados no son cenizas, sigue siendo un solo cuerpo, no se puede dividir ni esparcir en lugares que no sean los específico­s designados por la autoridad eclesial, el obispo”, explica.

En este sentido, quien tiene los restos cremados de su ser querido en casa, está fuera de la recomendac­ión de la Iglesia, dice el académico.

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FOTO: GETTY IMAGES Columbario en un cementerio.

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