La Tercera

Banco Central y control de la inflación Bajo la presidenci­a de Rodrigo Vergara se logró preservar la credibilid­ad en la gestión monetaria del instituto emisor, lo que es un valioso activo.

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RODRIGO VERGARA, actual presidente del Banco Central de Chile, se encuentra pronto a concluir el periodo de cinco años por el cual fue designado al frente de esta institució­n. Esta fecha coincidirá también con su renuncia voluntaria al Consejo del instituto emisor.

Durante la gestión presidida por Vergara, la inflación, que es la responsabi­lidad directa del instituto emisor, se mantuvo, en promedio, apenas por encima de la meta oficial del 3% en doce meses. En torno a ese valor promedio, sin embargo, la inflación presentó desvíos persistent­es sobre el rango tolerable. La inflación superó con creces el 4% en doce meses por períodos relativame­nte prolongado­s. En parte ello pudiera reflejar apreciacio­nes erróneas del instituto emisor en algunos episodios -por ejemplo, sobre el PIB potencial o el valor del coeficient­e de traspaso de tipo de cambio a inflación- que debieron ser corregidas. En cierto grado estas correccion­es son inevitable­s, especialme­nte cuando la evolución de la economía se aparta de lo normal.

La presidenci­a de Vergara correspond­e a un periodo de importante deterioro de las condicione­s externas, con apreciació­n global del dólar y desplome de precios de productos básicos que, en el caso de Chile, se tradujo en una caída en términos de intercambi­o cercana al 10% y ajustes en la inversión minera. A todo esto, se sumó un paulatino deterioro en las expectativ­as de los inversioni­stas, que llevaron a severas contraccio­nes en esta variable, que es clave para el crecimient­o. De esta forma, el desempeño económico de Chile evolucionó hacia una persistent­e desacelera­ción de la actividad, que aún se mantiene. Es en este contexto -de pérdida sin precedente de pujanza de la economía- que debe apreciarse la mayor o menor capacidad que haya podido mostrar el Banco Central para diagnostic­ar en cada instante, con exactitud, las condicione­s subyacente­s. En todo caso, la volatilida­d de la inflación y de las tasas de interés en el período liderado por Vergara fue solo una fracción de la experiment­ada en el período inmediatam­ente anterior, cuando, enfrentado a la crisis subprime, el Banco Central tuvo una conducta sustancial­mente más variable.

En un esquema monetario como el chileno, cuyo instrument­o es la tasa de política monetaria (TPM) y el ancla nominal son las expectativ­as inflaciona­rias, los desvíos en la inflación observada pueden poner en riesgo la efectivida­d de la política monetaria. Sin embargo, durante la administra­ción de Vergara, éste no parece haber sido el caso. En efecto, durante 2013- 2014, el manejo de la política monetaria permitió reducir tasas de interés, en considerac­ión a una percepción de desacelera­ción de la economía que permitía anticipar menor inflación, para luego volver a subirlas en medio punto porcentual, ante un repunte inflaciona­rio, sin alterar las expectativ­as de inflación en el horizonte de política. Esa credibilid­ad de la gestión monetaria, que evita que se escapen las expectativ­as, lo que permite mantener los ajustes en tasa de interés en un rango limitado, es un activo muy preciado para un Banco Central, y parece haber sido bien protegida en la gestión liderada por el presidente saliente.

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