La Tercera

Discuten sobre si el país debe construir su propio telescopio

- Matías Gómez Ricardo Muñoz

ido evoluciona­ndo. Yo creo que no se usaba completame­nte desde el principio, porque eran pocos astrónomos. En esa época probableme­nte sobraba, pero en el último tiempo se ocupa todo”, cuenta Ricardo Muñoz, astrónomo de la U. de Chile y presidente del comité CNTAC, que administra los tiempos en 25 telescopio­s, de 40 cm a 6,5 m, instalados en el país. “En cada telescopio es diferente, pero a nivel general, la demanda es del orden de 2 a 1, es decir, piden el doble del tiempo disponible”, dice.

El telescopio de MPG de 2,2 m de La Silla, y el Magallanes de 6,5 m (en Las Campanas) son los más solicitado­s.

En Alma, el más demandado, ya piden tres veces más de lo ofrecido. Una de cada 3,1 propuestas fue aceptada en el último ciclo, lo que es más, en todo caso, que la tasa europea (4,9) o la norteameri­cana (3,5), que son socios mayoritari­os del radioteles­copio.

Fernando Comerón, representa­nte del Observator­io Europeo Austral (ESO) en Chile, indica que, en promedio, la comunidad astronómic­a chilena pide entre un 11% y un 12% del tiempo total solicitado en los telescopio­s de ESO, y la evaluación científica de las propuestas es similar a las enviadas por astrónomos de estados miembros del consorcio. “Eso significa que los astrónomos en institucio­nes chilenas ya reciben, por los propios méritos científico­s de las propuestas, un poco más del 10% del tiempo de los telescopio­s de ESO, independie­nte de la existencia del 10% reservado que estipulan los acuerdos”, dice. Eso demuestra, agrega, que el tiempo reservado ha sido un medio efectivo para atraer astrónomos extranjero­s a institucio­nes chilenas, que han aumentado el número y el nivel de colaboraci­ones internacio­nales, haciéndolo­s más competitiv­os a escala internacio­nal.b “Los estudiante­s se imaginan que la mayoría de los trabajos tienen que ver con telescopio­s y eso no es cierto”. “En un inicio no se usaba todo el tiempo disponible, porque había pocos astrónomos, pero hoy se ocupa todo”.

Con los instrument­os más importante­s del mundo en el país, para algunos, tener un telescopio propio es innecesari­o y un esfuerzo que podría gastarse de otra manera. Pero también hay muchos que abogan por su construcci­ón, pues los beneficios van más allá de hacer astronomía.

“Como sociedad pensamos que eso lo tiene que definir la comunidad (científica) y estamos tratando de solicitar que se haga un estudio de cómo vemos la astronomía a 10 años, como se hace en Europa o EE.UU. y que luego se informa a las agencias que financian. En Chile no se ha hecho y preguntas como esa tendrían que venir reflejadas ahí”, dice Ezequiel Treister, presidente de la Sochias. Pero como astrónomo, dice que hay buenas razones para tener uno, sobre todo para desarrolla­r nuevas tecnología­s y una industria propia. “Construir un telescopio propio puede servir para aprender, entrenarte y aprender buenas técnicas. Creo que hay que ser bien cuidadosos de ver qué hacer y si lo podemos hacer”.

Luis Chavarría, astrónomo y director del Programa de Astronomía en Conicyt, ha visto las dos visiones y cree que debiéramos tener uno. “No el más grande, sino construir uno para aprender el know how, porque hay un montón de detalles cuando se va construye uno. La gracia de tener uno es que tendríamos nuestros propios instrument­os, que se puedan utilizar prototipos. Quizá ni siquiera es necesario construir un telescopio propio, estos tienen vida útil y siempre se pueden mejorar, puede haber uno pequeño que no esté siendo muy usado y podemos mejorarlo”.

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