Carga y des-carga
EN ESTA época del año la congestión se agudiza, las horas de mayor congestión tienden a ser de períodos más extendidos y en general, hay más desplazamientos por las actividades extraordinarias de fin de año. Sin perjuicio de lo especial del momento en que estemos dentro del año, existe una escena que se repite y repite en nuestra calles, en invierno y verano, a principio y a fin de año: un pequeño camión o camioneta, con los intermitentes encendidos, detenido en plena vía de alta circulación, dejando paquetes, repartiendo pan, o simplemente entregando documentos, que genera tal nivel de congestión adicional, que un trayecto sencillo a hora peak, se transforma en la peor tortura. La aritmética es sencilla. En una vía simple, la detención lleva a cero la capacidad vial; en una vía doble, a la mitad y así sucesivamente. Las faenas conocidas como carga y descarga generan un tremendo impacto en la capacidad de las vías, con costos que no son pagados por quienes los generan y con conductas que no están reguladas de manera efectiva ni menos aún fiscalizadas.
El aprovisionamiento de los locales comerciales, supermercados, restaurantes, bancos, oficinas, etc., es ciertamente una necesidad. Sin embargo, la ausencia de una regulación para las faenas de carga y descarga, y la notoria relajación en la fiscalización de la escasa reglamentación que existe en algunas comunas, generan trastornos realmente odiosos, cuyo costo de solución es sencillamente muy bajo.
El tema de eliminar la carga y descarga de todas las vías troncales y colectoras de la ciudad, requiere de voluntad decidida, reglamentación de fácil despacho y de una fiscalización sencilla y de bajo costo. Lo mejor de todo: ¡No requiere ley alguna!
La fiscalización, efectivamente es la única herramienta que generaría un cambio de conducta. Muy distinto sería el escenario, si realmente se castigara la acción. Inspectores a pie, caminando permanentemente, de ida y de vuelta, todo el día; levantando infracciones sin mediar consideración, día tras día, hora tras hora, y les aseguro habría un cambio de fondo.
La falta de capacidad vial en numerosos corredores claves, no es necesariamente por el solo crecimiento del parque automotriz, sino que en un número no menor de casos, se relaciona con un uso ineficiente del espacio vial. El estacionamiento espontáneo en plena vía es uno de esos usos irregulares e ineficientes del espacio calle que deben ser corregidos. Con esta gestión bien hecha, habría un aumento instantáneo de la capacidad de circulación, y ciertamente, a un costo ínfimo comparado con la ampliación de las calzadas. La gestión del uso del espacio calle y la gestión del tránsito son quizás medidas que las menos preciamos, pero que en términos de ser más costo efectivas, son realmente competitivas.
Debemos propender hacia una regulación de la faena de carga y descarga más rígida y exigente. Debemos fortalecer a los entes y las dotaciones que fiscalizan estas actividades. Debemos hacer a los comercios y servicios, solidarios en las responsabilidades de hacer cumplir con esta regulación. Debemos des-cargar nuestras vías de detenciones indeseables que las sobre cargan innecesariamente. Debemos propender hacia una regulación de la faena de carga y descarga más rígida. Debemos fortalecer a los entes que fiscalizan estas actividades.