Encuesta Adimark
Señor director:
A propósito de los resultados dados a conocer por la reciente encuesta Adimark, se ha vuelto a colocar en el centro la discusión la efectividad de este tipo de estudios para aportar de mejor forma a la comprensión de la actual coyuntura política en el país.
Más que los resultados –que no analizaremos aquí–, la gran pregunta es si este tipo de estudios pueden aportar información relevante, en un contexto de incertidumbre, respecto del tema presidencial como el que se observa en el país.
¿Por qué hablamos de un escenario presidencial líquido? Porque las variables ya no se comportan de la misma manera o con la lógica que lo hacían hasta ahora. Estas variables, esos comportamientos o la forma como la gente actúan, piensa o desea ya no son las mismas, porque hay otras que se incorporaron y están actuando inesperadamente sobre los resultados.
En virtud de lo anterior, los análisis de tendencia no logran captar adecuadamente lo que está pasando en la realidad. En los escenarios de incertidumbre, las conductas son altamente impredecibles, de allí que la capacidad de predicción sea inversamente proporcional a la estabilidad del ambiente.
Lo que parece estar ocurriendo es que las encuestas terminan convirtiendo las percepciones en realidad y los medios y analistas reproducimos dichas percepciones.
Los analistas nos hemos acostumbrado a trabajar con lo racional, a seguir las encuestas, a no salir de nuestra zona de confort. Lo cierto es que no podemos seguir pensando que es la realidad la que se equivoca.
A lo mejor necesitamos cambiar la manera en que leemos esa realidad.