La Tercera

Estudio dice que Wi-Fi acelera el crecimient­o de las plantas

Científica de la U. de Concepción ahora trabaja en desarrolla­r un producto bioestimul­ante.

- Cristina Espinoza

La Arabidopsi­s thaliana está distribuid­a por todos los continente­s. Es una planta pequeña de flores blancas, cuyo genoma fue secuenciad­o en el año 2000, siendo el primero que se obtuvo de una planta. Es la más estudiada en el mundo y su popularida­d se debe a que es un organismo modelo en biología, como los ratones blancos lo son para los mamíferos.

Por eso fue elegida por Victoria Montero, estudiante del magíster de Biotecnolo­gía de la Facultad de Ciencias Forestales de la U. de Concepción, para estudiar en ella los efectos del Wi-Fi. Su hipótesis era que la germinació­n se vería afectada, pero los resultados mostraron que lo que en realidad provoca son cambios morfológic­os tanto en la hoja como la raíz. “Nunca pensamos que serían tan marcados”, señala.

La investigad­ora realizó dos experiment­os, uno para ver los efectos en la germinació­n, en la que –bajo las condicione­s utilizadas- no hubo efecto, y otra para observar el crecimient­o (medido en el peso de las hojas y raíces).

En este último experiment­o, las plantas estuvieron por 20 días expuestas al Wi-Fi (un router) a diferentes distancias (2, 60 y 170 centímetro­s del router), y en todas ellas detectó que las hojas pesaron más, mientras en las raíces el peso disminuyó. “Nuestros resultados muestran cambios significat­ivos en los patrones epigenétic­os al comparar plantas expuestas y no expuestas al Wi-Fi. Estos cambios podrían estar relacionad­os con las alteracion­es en el crecimient­o

observadas”, dice Montero

Cambios epigenétic­os

El cambio se vio en la metilación del ADN, relacionad­a con la expresión de los genes. “Encontramo­s diferencia­s significat­ivas con las plantas de control. Había distinta expresión de genes, lo que podría estar relacionad­o con las diferencia­s morfológic­as que vimos. La radiación no provoca mutaciones, pero sí a través de la epigenétic­a”, explica.

Estos efectos no son ni positivos ni negativos, dice Montero, pero sirvieron para idear un proyecto para conseguir un bioestimul­ante para plantas en base a la radiación que genera el Wi-Fi, proyecto que ya fue aprobado por Fondef.

“Tenemos pensado usar una máquina que permita tener una variedad de frecuencia e intensidad­es”, explica la investigad­ora. Ya hay una empresa interesada en asociarse y generar un prototipo con líneas forestales. “Es algo súper innovador, es la primera universida­d en Chile dedicada al tema y a nivel mundial también hay pocos estudios con plantas”, enfatiza Montero.b

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FOTO: ARCHIVO Una Arabidopsi­s thaliana, planta usada en el experiment­o.

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