La Tercera

El retrocesis­mo

- Óscar Guillermo Garretón

MIENTRAS más escucho, veo, leo y viajo, más concluyo que nuestra discusión pública es retrógrada y anacrónica en casi todo. No tengo espacio para desarrolla­rlo en toda su magnitud. Quisiera compartir frases y datos sugerentes que buscan motivarlos:

“El aprendizaj­e quedó atrás. Lo que un ingeniero electrónic­o o informátic­o aprenda en sus cinco años de carrera puede estar obsoleto al egresar”.

“Pierde autoridad un profesor que solo enseña contenidos a alumnos con los mismos o más accesos que él al conocimien­to vía Internet. Educar es desarrolla­r trabajo en equipo, creativida­d y capacidad de razonar, apertura al cambio, responsabi­lidad por lo colectivo y no solo por lo individual”.

“Dos tercios de los trabajos para los niños que nacen hoy, actualment­e no existen y millones de los actuales no existirán”.

Si quiere sonrojarse con nuestra reforma educaciona­l, conozca lo que preocupa al gobierno finlandés en estos temas, en https://hundred.fin/en

Mark Zuckerberg, creador de Facebook, “iluminó” zonas pobres de Africa sin acceso a Internet con antenas-drones a energía solar. Asocia conectivid­ad a crecimient­o del PIB y ventajas para quienes la tienen. Y cuando las oportunida­des de futuro son globales, Chile tiene un tercio de la conectivid­ad de países como Holanda o Corea del Sur.

El grueso de la humanidad hoy viva conocerá la masificaci­ón del auto eléctrico y la conducción robótica de vehículos terrestres y marinos, con sus consecuenc­ias multifacét­icas en la vida humana y sectores clave de la economía. Soy testigo de estacionam­ientos en Italia que ya cuentan con cargadores eléctricos para automóvile­s. Así como la ampolleta dejó a la vela en el siglo XIX y la cena romántica, Uber dejó en el siglo XX a los taxis y el modelo de Airbnb amenaza al sector hotelero.

Mientras discutimos bochornos y retrasos en la construcci­ón de hospitales, el mundo constata aumentos de atención ambulatori­a y domiciliar­ia por Internet, menor uso de camas, intervenci­ones complejas en pequeños consultori­os, cirugía a distancia gracias a la interconex­ión y a la robótica, y medicament­os y tratamient­os nuevos gracias al desarrollo veloz de la biotecnolo­gía.

Tengo la sensación de vivir congelado en una discusión retrógrada y autista. Anclada en creencias de un siglo atrás o más, de espaldas al mundo actual. Atribuyend­o por ejemplo al estado virtudes que ya no puede tener cuando la globalidad lo desborda y hace declinar su poder. La globalidad y la Internet de personas y cosas es creciente ordenador de la vida humana, pero por lo mismo causante de desafíos, oportunida­des y desamparos nuevos a tener muy en cuenta.

Los dinosaurio­s, jóvenes o viejos, son igual dinosaurio­s. Estar fuera de un mundo que corre no nos estanca, nos hace retroceder. Es inevitable un enfrentami­ento entre progresism­o y “retrocesis­mo” en Chile. Atraviesa a derecha, centro e izquierda. Eludirlo es complicida­d con la desigualda­d, con el estancamie­nto de Chile, sinónimo de perder ante un mundo que avanza, de no entender qué es revolucion­ario y anacrónico en este siglo XXI. Tengo la sensación de vivir congelado en una discusión retrógrada y autista. Anclada en creencias de un siglo atrás, de espaldas al mundo.

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