La Tercera

El hastío y la posverdad

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Señor director:

El Diccionari­o de Oxford ha designado como palabra del año el neologismo post-truth, o posverdad. Su definición recoge “circunstan­cias en las que hechos objetivos son menos influyente­s en la formación de la opinión pública que la apelación a la emoción y a la creencia personal”. Es decir, una farsa que forma opinión y que es síntoma de una sociedad desconecta­da de sus élites universita­rias que apelan, contrario sensu, a los hechos objetivos.

El fenómeno resulta interesant­e pues es una rebelión solapada de la gente común; no por torpe, sino por hastío contra esas élites.

“El Caballo de Turín”, película de los directores Béla Tarr y Ágnes Hranitzky toma como principal asunto una simple anécdota de Nietzsche. No se trata pretensios­amente sobre la mortalidad de Dios sino sobre la vida cotidiana. En palabras del propio autor: “Queríamos ver lo difícil y terrible que es cuando cada día tienes que ir a buscar el agua al pozo, en verano, en invierno... siempre. La repetición diaria de las mismas acciones nos permite demostrar que hay algo equivocado en su mundo. Es muy simple y puro”.

Es el signo de los tiempos: queremos cambiar el mundo, pero nuestras élites son difíciles de cambiar; todas están repitiendo los mismos patrones. Quizás el problema de nuestros días es que cacareamos sobre libertad y diversidad, pero reina entre nosotros una monotonía mediocre que provoca un hastío permanente que nos vuelve escépticos a las verdades de las élites. ha planteado en forma reiterada y fundada que tales cambios no se ajustan a las mejores prácticas internacio­nales, e introducen un riesgo inaceptabl­e para la salud de los sujetos participan­tes, lo que es una contradicc­ión flagrante con los objetivos de la propia ley.

Tal como señala la doctora Sofía Salas, connotada académica y miembro del Departamen­to de Ética del Colegio Médico, la ley excede las exigencias de las normas éticas internacio­nales (Declaració­n de Helsinki 2013 y en las Pautas Cioms 2016) y la legislació­n europea, norteameri­cana y en particular la española. Ésta, que ha sido mencionada por el Ministerio de Salud como supuesto referente para dichos cambios, señala claramente que la continuida­d de tratamient­o postensayo se otorga únicamente en situacione­s especiales, con acceso individual­izado y temporal, a diferencia de la nueva legislació­n chilena. Las diferencia­s entre ambas normativas son también evidentes respecto de la responsabi­lidad legal por eventuales daños causados por una investigac­ión clínica.

Para ser viable y valiosa la investigac­ión clínica solo puede realizarse en condicione­s de estricta protección de la salud de los pacientes, y de acuerdo con los mejores estándares internacio­nales. Apartarnos de ello, como hace la reciente normativa, significar­á quedarnos abajo del carro de la investigac­ión y la innovación, que cada vez más países en el mundo están tomando. con el propósito de contar con un lugar para desarrolla­r el vuelo a vela. Estas décadas hemos logrado hitos como la hazaña de Alejo Williamson, quien el 12 de diciembre de 1964 logró unir Santiago con Mendoza por la parte más alta de la Cordillera en un pequeño planeador Blanik, cuya travesía alcanzó notoriedad mundial.

Pero nuestra actividad no se remite a volar, sino también a dar un sentido social a lo que hacemos, entendiend­o que formamos parte de una comunidad con la que estamos vinculados. Lo que nos mueve, además de volar por la majestuosa Cordillera de Los Andes, es un espíritu de servicio al país, aportando a satisfacer necesidade­s y prestar apoyo en lo que se requiera. Hemos materializ­ado convenios con institucio­nes públicas y privadas, por ejemplo, para el uso de nuestras instalacio­nes y aeronaves en situacione­s de emergencia, como en caso de una catástrofe natural o traslado de un órgano para donación en cualquier parte de Chile. Hemos formado a 1.700 pilotos que prestan servicios desde distintos ámbitos y hemos organizado campeonato­s mundiales de vuelo a vela. En 2018 seremos sede de la final de ese mismo torneo.

Queremos ampliar este compromiso de colaboraci­ón y responsabi­lidad social, abriendo aún más nuestras puertas a la comunidad. Queremos que los chilenos nos sientan parte de un patrimonio del país, porque nuestra pasión por volar y vocación de servicio siguen más vigentes que nunca.

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