Gestión de las aguas
Señor director:
Los complejos desafíos hídricos están en la agenda política y legislativa, pero el debate se realiza desde perspectivas teóricas que alejan de las soluciones concretas que urge implementar. Se centra en causas exógenas como “la megasequía inesperada”, “una legislación obsoleta que se pensó para un período de abundancia hídrica” o “el cambio climático”, pero no se mencionan otras razones vinculadas con la gestión del agua, que explican mejor los problemas reales en períodos de escasez: ¿sabemos que los derechos de agua superficiales permanentes se entregan con una probabilidad de ocurrencia del 85%, siendo esperable que durante extensas sequías existan problemas de suministro hídrico? ¿Sabemos por qué se gastan fondos públicos por más de 13.000 millones de pesos anuales en camiones aljibe en regiones con superávit hídrico como La Araucanía, Biobío y Los Lagos?
Las leyes por sí solas no pueden dar certezas que la propia naturaleza no entrega. Para garantizar que el agua potable -o para diversos usos- esté disponible en el lugar de consumo, se requiere una planificación hídrica de largo plazo y mucha inversión pública y privada.
Muchos de los problemas hídricos de Chile tienen que ver más con la realidad física del agua que con su realidad jurídica. Por ello estimamos urgente que el país avance en tres ejes: i) fortalecer la gobernanza hídrica a nivel de cuencas mediante financiamiento e incentivos para promover la integración de todos los usuarios; ii) redefinir la institucionalidad pública del agua estableciendo un responsable político único, pero al mismo tiempo reduciendo la subordinación política de los altos directivos técnicos y iii) desarrollar un plan nacional de obras hidráulicas, con una visión de largo plazo y una aproximación interregional.