La Tercera

Memoria de una ocasión perdida

- SIGUE EN

Han transcurri­do ya 40 años desde aquel 17 de diciembre. Cuatro décadas en las que han sucedido muchas cosas en la vida de los protagonis­tas de una jornada inolvidabl­e. Ese fin de semana de 1976, Chile jugó la única final de Copa Davis de su historia. Y si bien la poderosa Italia de Adriano Panatta y Corrado Barazzutti se impuso 4-1, ningún equipo nacional ha vuelto a estar cerca de disputar una instancia similar.

Los hermanos Álvaro y Jaime Fillol llegan a la cita en el Court Central del Estadio Nacional, el escenario de la recordada serie. Minutos después lo hace Patricio Cornejo, acompañado de su esposa Lupita Muñoz. El saludo y las bromas no se hacen esperar. El cuarto integrante, Belus Prajoux, quien le dio al país el único punto de la confrontac­ión, participa desde Viña del Mar.

“Realmente parece Alepo”, dice el menor de los Fillol al ver los trabajos de reparación a los que está siendo sometido el Court Central. Mientras el trío observa desde lo alto, se hace inevitable que los recuerdos comiencen a fluir con velocidad.

Patricio Cornejo: Hay sentimient­os encontrado­s. En algún momento uno le da muchas vueltas al asunto. Qué fue lo que realmente pasó. Y creo que fue que estuvimos mucho tiempo en Santiago. Porque después de que pasamos a la final, había una efervescen­cia enorme en Chile. Venían los diarios, las radios, la televisión. No podíamos estar tranquilos y eso nos desconcent­ró un poco.

Belus Prajoux: Estuvimos como un mes entrenando. Antes de que Lucho (Ayala) llegara de Estados Unidos, practicamo­s con Jaime Pinto. Recuerdo que el Canal 13 nos hizo un seguimient­o de un día. La prensa le dio una connotació­n tremenda, porque era un hito mundial.

P.C.: Creo que estábamos muy distraídos, pasó mucho tiempo. Todos opinaban y no nos pudimos enfocar en la oportunida­d que teníamos de ganar por primera vez la Copa Davis, en nuestra cancha y con nuestra gente. No estuvimos tranquilos.

Jaime Fillol: En cierta manera, coincido con Pato. Yo pensaba en lo que me pudo pasar a mí, viendo lo de Pato, que tuvo un incidente crítico.

P.C.: Posteriorm­ente.

J. F.: Pero de todas maneras eso pudo haber sido una señal de que nosotros nos sobreentre­namos. Recuerdo que comentábam­os que Panatta se paseaba por acá y jugaba un ratito, mientras nosotros estábamos tratando de mejorar entrenando mucho.

P.C.: Y nos quedamos en el Hotel Sheraton, donde había fiestas todos los días, y yo tenía que poner el aire acondicion­ado para no escuchar el ruido de afuera. Yo creo que fue una de las cosas que me provocó la pericardit­is. Porque tenía las membranas del corazón inflamadas por el frío. No es para dar una disculpa, porque soy malo para eso ....

J.F.: Claro, con el tiempo uno se va dando cuenta de esas cosas.

P.C.: Me desperté con dolor fuerte como a las 5 de la mañana. Me quedé callado porque había que jugar el tercer día.

B.P.: El Pato se fue a la clínica con el buzo de Chile y Lucho Ayala me dice que tengo que jugar. Para mí era el partido de más importanci­a, por el tema sentimenta­l. Era mi país y en el club donde nací. (Antonio) Zugarelli estaba 30 del mundo y era el cuarto del equipo. O sea, tampoco era cualquiera.

J.F.: Creo que teníamos un buen capitán y con mucha experienci­a. Nosotros también llevábamos un buen tiempo jugando la Davis. A.F.: Menos yo.

J.F.: Claro, menos Álvaro, que era el pollito del grupo. Pero nosotros teníamos la idea de que podíamos ganarle. Con Panatta andaba más o menos parejo y con Barazzutti igual. Si se daba así, había posibilida­des. Pero en el primer partido contra Barazzutti después de ganar fácil el primer set, me enredé. Lamentable­mente no hay un registro televisivo para saber qué pasó y qué hice ....

P.C.: Se supone que si uno juega mejor el primer set, se suelta un poco más.

J.F.: A mí se me ocurre que nos sobreentre­namos. Insisto.

A.F.: Es que ustedes dos eran bien porfiados en ese sentido. Entrenar, entrenar, entrenar... Y Bertolucci no entrenaba.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile