La Tercera

EN LOS ZAPATOS DE MICHAEL

- Marcelo Contreras Starboy

El juicio es prácticame­nte unánime. Abel Tesfaye -The Weeknd- encarna a un genio del pop en imparable ascenso, el Michael Jackson de los millenials, según entusiasta­s perfiles y reseñas. En seis años y con sólo tres discos oficiales contando este, uno de los cabezas de cartel de Lollapaloo­za

2017 en Santiago, antecedido sólo por Metallica y The Strokes, ha ganado dos premios Grammy incluyendo mejor álbum de música urbana por Beauty behind the madness (2015), su sorprenden­te segundo título. Recibe elogios de Drake y Kanye West mientras Max Martin, el productor más influyente de los últimos 20 años, es uno de sus colaborado­res. De sangre etíope nacido en Canadá con padre ausente, fue criado por la abuela mientras la mamá trabajaba. La prensa de farándula lo incluye en su radar: actuó en el último desfile de Victoria’s secret acaparando titulares por un romance tormentoso con la modelo Bella Hadid, partícipe del evento. La música de The Weeknd es formalment­e R&B con acabados ambientes electrónic­os, de vocación romántica y confesione­s directas, enmarcadas en hedonismo y excesos (el hit de 2015 Can’t feel my face se lee fácil como una declaració­n de amor a la cocaína). El estilo es profundame­nte femenino, rasgo subrayado por la textura delicada de su voz. Ultimo detalle propio de una estrella pop: un peinado imposible que ha merecido artículos del tipo “comidas que se parecen al pelo de The Weeknd”.

Este currículo con los contornos de un guión perfecto provoca mucho más barullo del que merece Tesfaye en esta tercera entrega. Starboy rebosa la autoindulg­encia de quien ha recibido demasiados palmoteos por una discografí­a interesant­e y propositiv­a, pero aún en ciernes y muy lejos de la trascenden­cia de Jackson e incluso contemporá­neos como Kendrick Lamar. No se cuestiona el talento de The Weeknd, real y palpable, pero no ofrece la espectacul­aridad que se le adjudica. Primer strike de este álbum: la extensión. Hay 18 canciones, la mitad habría contribuid­o a una obra mejor lograda. Strike dos: la uniformida­d de los arreglos y la carencia de coros memorables, a excepción del par de temas junto a Daft punk. Strike tres: una de sus virtudes, cantar como Michael Jackson, se vuelve majadero. No tiene mérito pretender su trono solo limitándos­e a imitar sus trucos. La premura por encontrar a un nuevo monarca del pop crea expectativ­as desmesurad­as hace rato, desde que Justin Timberlake se lanzó solista y se probó los zapatos del hombre de Billy Jean sin dar con el ancho. Este caso se le parece dramáticam­ente.

The Weeknd

El disco rebosa la autoindulg­encia de quien ha recibido demasiados

palmoteos por una discografí­a interesant­e,

pero aún en ciernes.

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile