El gabinete no convencional de Donald Trump
Los nombramientos dejan claro que el gobierno de Trump mantendrá su estilo directo y seguirá adelante con sus promesas de campaña.
EL PRESIDENTE electo de Estados Unidos mantuvo su estilo controvertido y no tradicional que marcó la campaña, en la elección del equipo de gobierno que lo acompañará desde el 20 de enero próximo, un proceso que en algunos sectores desató críticas y cuestionamientos. Es difícil encontrar un denominador común para los colaboradores elegidos hasta ahora por Donald Trump más allá de que se trata, en su mayoría, de figuras que se han distinguido en sus respectivas áreas y no provienen del mundo político. Destacan, por ejemplo, figuras del mundo de los negocios como el futuro secretario de Estado, Rex Tillerson –director ejecutivo de Exxon Mobil-; Steven Mnuchin, ex alto ejecutivo de Goldman Sachs y próximo secretario del Tesoro, o Betsy DeVos, designada secretaria de Educación, que además de contar con una larga trayectoria empresarial, es una reconocida donante del Partido Republicano y está ligada a la familia de los herederos de Amway. A ellos se suman la designación de figuras del mundo militar en la Secretaría de Defensa, la Secretaría de Seguridad Interior y en el influyente cargo de asesor de Seguridad Nacional.
Con esos nombramientos Trump dejó claro que su gobierno mantendrá el estilo no convencional y directo que lo caracteriza y que seguirá adelante con la mayoría de las promesas anunciadas en su campaña. Los nombramientos desmienten así a quienes aseguraban que el empresario cambiaría su estilo tras llegar a la Casa Blanca y mostraría un perfil más moderado o a quienes insistían que dejaría entrever la línea más liberal exhibida en muchas de sus declaraciones en el pasado. El gabinete del futuro presidente electo adelanta un gobierno de línea conservadora –en sintonía con el vicepresidente Mark Pence- y que llevará adelante una profunda revisión de muchas de las políticas impulsadas por el Presidente Barack Obama. El asesor de seguridad nacional ha sido un férreo crítico del acuerdo con Irán, por lo que los analistas prevén una revisión de ese pacto. Además, expertos coinciden que la cercanía del futuro secretario de Estado con Vladimir Putin adelanta un giro en la política mantenida con Moscú. Y, por último, la designación de un escéptico del cambio climático en Energía también hace prever modificaciones en ese tema.
Al margen de lo anterior es evidente que el futuro gabinete de Trump enfrenta un complejo proceso de ratificación en el Senado, en especial en el caso del secretario de Estado, quien despierta críticas de parte de los propios republicanos por sus vínculos con el presidente ruso. Además, varios de los miembros del gabinete enfrentan problemas de conflictos de interés en sus respectivas áreas que deberían despejar antes de ser ratificados. Un asunto que también afecta al propio presidente electo, quien hasta ahora no ha dejado claro cómo abordará esa situación, considerando que la ley no le exige crear figuras especiales como el fideicomiso ciego. Por ello es de esperar un cuidadoso proceso de toma de decisiones para evitar que estos asuntos puedan terminar entrampando la gestión del gobierno. No obstante ello, parece prematuro descalificar a priori las competencias de algunos de los miembros del futuro equipo ministerial, únicamente por carecer de experiencia política. Solo una vez que asuman sus cargos y comiencen a ejercerlos será posible hacer una evaluación precisa e informada sobre sus reales competencias.