La Tercera

Feriado el 2 de enero

La improvisac­ión de esta medida, así como sus costos económicos, demuestran la poca prolijidad de ciertas disposicio­nes.

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CON EL fin de declarar como día feriado el día lunes 2 de enero de 2017, la Presidenta Bachelet decidió apoyar la moción parlamenta­ria que busca establecer como días de asueto, de manera permanente, los viernes previos a las fiestas patrias cuando el calendario determine que éstas se celebren los días sábado y domingo y, adicionalm­ente, los días lunes que sucedan a un domingo 1 de enero. La improvisac­ión de esta medida, así como sus costos económicos, confirman la pobreza con que se impulsan ciertas políticas desde el Ejecutivo.

Decretar feriado aparece como una forma de dar respuesta a la presión que se generó a través de las redes sociales. De lo contrario, no se entiende que la idea, conocida con larga anteriorid­ad, se anuncie con solo dos semanas de anticipaci­ón. Más aún, cuando el Ejecutivo decidió patrocinar una moción que ingresó hace más de cuatro años. Cabe recordar que en 2010 se aprobó una medida similar con ocasión de las celebracio­nes del Bicentenar­io. Sin embargo, a diferencia de este proyecto, el anterior fue analizado por el Congreso entre mayo y julio de dicho año por lo que, al menos, existió un mayor plazo de tiempo para que el sector productivo programará sus labores y para que los ciudadanos pudieran planificar sus celebracio­nes. En este caso, difícilmen­te esa programaci­ón se podrá dar, lo que tendrá un impacto negativo en la actividad productiva, servicios y probableme­nte tendrá un efecto más acotado sobre el turismo –que las autoridade­s han puesto como principal contrapeso para minimizar un efecto en el crecimient­o.

El actual estado de la economía hace aún menos oportuno el anuncio. La entrega esta semana del informe de política monetaria ajustó a la baja el nivel de actividad económica y la señal que se envía con establecer un nuevo día feriado dista de ser una que ponga el crecimient­o como prioridad en la agenda. En efecto, un día menos trabajado repercute negativame­nte en un rango entre 0,3 y 0,5% en la actividad, lo que se verá reflejado en el Imacec de enero próximo. Sin ser un impacto dramático la situación de la economía no da para lujos.

Finalmente, debe racionaliz­arse la discusión respecto a los días libres. Es claro que los parlamenta­rios no están dispuestos a poner freno a este tipo de mociones –hay varias actualment­e discutiénd­ose en el Congreso- y Chile ya cuenta con un alto número de días feriados además de otros de carácter regional o local que lo dejan como uno de los países con mayor número de festividad­es a nivel mundial. No parece razonable entonces seguir aumentando el número de feriados (más todavía si ellos son de carácter irrenuncia­ble). Por el contrario, sería convenient­e avanzar hacia mecanismos donde empleadore­s y empleados puedan acordar de manera más flexible sus jornadas de trabajo, balanceand­o el normal funcionami­ento de las empresas, la continuida­d en la provisión de servicios y el descanso.

Sin duda el feriado adicional generará una instancia para compartir con la familia y amigos, practicar actividade­s recreativa­s, descansar, entre otras actividade­s favorables para la población. Sin embargo, las autoridade­s están llamadas a sopesar los costos y los beneficios que enfrenta la sociedad como un todo y no dejarse llevar por la presión ambiente.

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