Obligación de pedir perdón
Señor director:
El presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech), Daniel Andrade, ataca mi columna titulada como esta carta argumentando que hay muchos estudiantes y profesionales altamente endeudados y que ello se debería al Crédito con Aval del Estado (CAE). El endeudamiento de muchos jóvenes no es producto del Crédito con Aval reformado, que solo ha estado en efecto pocos años y cuyas condiciones son bien diferentes a las del CAE inicial, como subrayo en la columna.
Una de las causas del endeudamiento que preocupa a Daniel (y a mí también) es que las universidades que les han cobrado a sus estudiantes elevados aranceles no han cumplido su promesa implícita: que un título de sus instituciones es idéntico, en términos de ingresos futuros, al de aquellos planteles que sí entregan lo que prometen, que son los que considero en el análisis. Para evitar las situaciones lamentables que Andrade releva se requieren varias cosas, entre ellas: (1) un proceso de acreditación riguroso; (2) entregar a los postulantes y a sus apoderados información relevante sobre costos y remuneraciones futuras de las carreras de distintas universidades; y (3) subsidiar aquellas carreras con beneficios sociales evidentes que no tienen remuneraciones adecuadas. Esto lo digo explícitamente en mi columna al referirme a la pedagogía.
No quiero contradecir a Andrade, pero no puedo dejar de referirme a algunas de sus afirmaciones. En primer lugar, en mi columna no afirmo que la educación es un bien de consumo, como él me quiere enrostrar. Me imagino que él querrá ganarse la vida con la carrera que está cursando. Es a ese aspecto al que me refería.
Segundo, afirma equivocadamente que la Facultad de Economía y Negocios está siendo investigada. Esto no es un argumento. Es una descalificación sin evidencia, lo que raya en la injuria y le hace un flaco favor a su carta. el estudio de 2011, La evaluación docente en Chile, realizado por Mide-UC, del cual se desprende que las escuelas que cuentan con un 50% de profesores -o más- bien evaluados, tienen una diferencia del 15 puntos en el Simce respecto de una escuela que posee una dotación docente con menos de dicho porcentaje de profesores con buena evaluación. Señor director:
En los últimos días hemos leído en la prensa diversos artículos vinculados con la necesaria obligación de pedir perdón para acceder a determinados beneficios legales y carcelarios.
Lo grave de tales obligaciones radica en que la mayoría de los condenados no cree haber cometido delito y, en conciencia, no están convencidos de que deben pedir perdón. En palabras simples, para acceder a beneficios se les “extorsiona” para que pidan perdón.
Lo expresado anteriormente me parece una crueldad, pues tras haber sido víctimas en la mayoría de los casos de juicios basados en ficciones jurídicas, ahora se les lleva en el ocaso de sus vidas a traicionar sus propias conciencias. Intentar explicar las verdaderas causas que llevaron a Chile al golpe militar parece, a estas alturas, una tarea imposible.
Lo que duele en el alma de Chile