La Tercera

Gestión y presupuest­o en Salud

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Señor director:

En relación al editorial de ayer titulado como esta carta, quiero aclarar algunas inexactitu­des.

La medida adoptada por el Concejo Municipal se funda en la atribución legal que faculta al alcalde, con acuerdo del Concejo Municipal, para decretar el término de un contrato de concesión municipal por incumplimi­ento grave, lo que expresamen­te está regulado en el 37° de la Ley Orgánica de Municipali­dades.

El alcalde de Recoleta jamás ha hecho un llamado a “dejar de pagar los estacionam­ientos”; de hecho, la empresa concesiona­ria, ya notificada, operó ilegalment­e por dos días, tiempo en el cual la Municipali­dad solo se remitió a informar del término del contrato de concesione­s de estacionam­ientos. No ha existido vulneració­n de ningún procedimie­nto legal, pues se ha obrado conforme a la Ley Orgánica Constituci­onal de la Municipali­dad y a los procedimie­ntos que el mismo contrato de concesión establece.

La Municipali­dad ha señalado en diversas ocasiones que la fórmula de regular dichos estacionam­ientos será acordada con la comunidad; es decir, con locatarios y residentes, con quienes ya se ha avanzado en un acuerdo mayoritari­o que permitirá no solo regular, sino también terminar con la lógica neoliberal que impera en nuestro país cuando se trata del uso de espacios públicos.

Esta iniciativa municipal ha sido altamente valorada por nuestros vecinos, pues es una idea que nace de ellos, de sus necesidade­s y desde su impotencia al ver cómo las calles de sus barrios se transforma­ron Señor director:

Al revisar el presupuest­o que manejará el Ministerio de Salud en 2017, es posible asegurar que nada cambiará para mejorar la gestión de la salud. Basta comparar los objetivos trazados y la inversión anunciada.

En infraestru­ctura la estrategia ha sido errática. Del plan original de 20 hospitales de alta y mediana complejida­d, que aportaban 5.253 camas al sistema, se pasó a uno de 27, mayoritari­amente de baja complejida­d y que solo aporta 1.724 camas. De ellas, más del 60% no tributa para reducir listas de espera o la recepción de médicos especialis­tas, por carecer de tecnología. Es decir, hay un retroceso en la solución a listas de esperas.

De más está decir que la meta de construcci­ón y el programa originalme­nte ofrecido no se cumplirán. En 2016 se dejará de gastar en infraestru­ctura más de $ 100 mil millones por ineficienc­ia en gestión. Este monto irá a pagar deudas y comprar equipos sin la adecuada relación costo-efectivida­d, y con licitacion­es de corto plazo y alto riesgo.

En el sector presupuest­o de deuda se profundiza el confuso manejo comunicaci­onal. Según sus autoridade­s, se terminará el año con $ 150 mil millones de deuda y con aportes extraordin­arios de la Dirección de Presupuest­os por más de $ 250 mil millones. Sin embargo, Señor director:

En su columna de ayer, la subsecreta­ria de Derechos Humanos, Lorena Fríes, hace un llamado a la “erradicaci­ón absoluta de la tortura” afirmando correctame­nte que “la tortura es una de las violacione­s a los derechos humanos que más intensamen­te afecta la dignidad humana”. Por ello, dentro de los logros destaca la ley N° 20.894, recienteme­nte promulgada, que tipifica los delitos de tortura, tratos crueles, inhumanos y degradante­s.

Lamentable­mente omite que el gobierno se opuso a hacer extensivo como sujeto activo del delito de tortura a particular­es, fundado en una visión -a mi juicio errada- de que los derechos humanos solo podían ser vulnerados por agentes del Estado y no por particular­es sin conexión con éstos.

Una mirada como la que comparte la subsecreta­ria, hace que, por ejemplo, la muerte de Alan como consecuenc­ia de golpes y martillazo­s durante 12 horas, por parte de sujetos que los culparon de haber violado a una niña de 5 años, no sea considerad­a para efectos de la ley tortura, pese a que el propio ministro de Desarrollo Social afirmó en este mismo espacio que el niño había sufrido “tortura”.

Lo insólito es que ese hecho no es calificado de tortura a la luz de la actual legislació­n, única y exclusivam­ente porque sus autores no eran funcionari­os públicos.

El llamado a la erradicaci­ón absoluta de la tortura que hace Fríes debe partir por un cambio de mirada que considere los derechos humanos y su protección desde una perspectiv­a no solo vertical (Estado-particular­es), sino también horizontal (entre particular­es). Es la única forma de resguardar la dignidad de todos los seres humanos, sin distinción.

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