La Tercera

Premio popular La gente decidió que Érika Olivera sería quien portara la bandera de Chile, por primera vez, en la inauguraci­ón de los JJOO de Río.

- Denís Fernández

Mayo representó un año especial para el deporte chileno, pues este se abrió para que fuese la propia gente quien eligiera de forma democrátic­a a la abanderada que portaría el estandarte nacional en los Juegos Olímpicos de Río. De inmediato comenzaron las campañas. Érika Olivera, Natalia Duco y Francisca Crovetto dejaron que, desde el 18 de mayo, las redes sociales hablaran para ver quién merecía el honor.

Quien más trabajó en esa campaña fue la fondista, que pese a ya haber participad­o en cuatro ediciones de la competenci­a de los cinco anillos, nunca había sido opción para cargar la bandera nacional. A través de la etiqueta #Abanderada­Olivera, Érika junto con su marido, sus cinco hijos y un grupo de trabajo compuesto por sus propios alumnos de atletismo -miembros de su club, el YKA de Recoletaco­nvencieron a los tuiteros de votar por ella. Arrasó.

“Ser abanderado es el sueño de que tenemos todos (los deportista­s), pero al que mucho debemos renunciar para tener un buen desempeño, pero sin dudas es algo muy importante”, comentó la fondista respecto del anhelo de portar la bandera. Nunca había estado tan cerca de serlo, ni menos tan convencida. Correr en Río fue para Olivera un ritual de despedida al deporte de alto rendimient­o, cerrando una etapa que se prolongó por más de dos décadas.

Con más de un 60 por ciento de los votos durante las primera dos semanas, claramente la experiment­ada maratonist­a se alejó de sus rivales. Fue emotivo para la gente, que vio reflejarse en ella al chileno común y corriente que lucha por un objetivo. Nadie sabía, eso sí, el delicado momento personal por el que pasaba y que detonaría en la denuncia que golpeó al país: fue víctima de abusos sexuales durante toda su infancia y adolescenc­ia por parte de su padrastro, el pastor evangélico Ricardo Olivera.

Eso sí, lo hizo público en junio, una vez que ya la votación se había resuelto (jueves 2 del mismo mes). Su idea era ser escogida por la gente no por lástima, sino por el cariño que despierta en muchos. Fueron sensacione­s encontrada­s; por un lado, la puentealti­na se reconforta­ba con el nombramien­to a los futuros Juegos, pero por otro se desahogaba ante Chile por el trauma más violento que ha sufrido en su vida.b

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