La Tercera

Ban Ki-moon deja la ONU entre críticas y enfrenta posible opción presidenci­al

Su falta de liderazgo en la crisis siria es uno de los principale­s cuestionam­ientos al ahora ex secretario general de la ONU. Los expertos, sin embargo, reconocen el rol clave que Ban jugó en el acuerdo global contra el cambio climático. El diplomátic­o ha

- Fernando Fuentes

Al asumir como octavo secretario general de la ONU, en enero de 2007, el ex canciller surcoreano Ban Ki-moon prometió “recuperar la confianza” en el organismo internacio­nal. “Buscaré ser un armonizado­r, un constructo­r de puentes”, dijo entonces. Pero 10 años después, el diplomátic­o entregó su cargo el sábado con un legado mixto, según los analistas. Si bien hay coincidenc­ia sobre el rol clave que jugó en el acuerdo global contra el cambio climático, sus críticos no dejan pasar su falta de liderazgo en crisis como la que afecta a Siria.

Ban Ki-moon llegó al puesto como sucesor del carismátic­o y mediático Kofi Annan. Y fueron esos atributos del ghanés los que más pesaron sobre la gestión del surcoreano. Ya en 2010, el columnista de la revista Foreign Policy, James Traub, había dicho que Ban fue escogido como “una cura para el peligroso carisma de Annan”. Y la revista The Economist no dudó en calificarl­o en mayo pasado como el más “aburrido y entre los peores” de los secretario­s generales en la ONU.

“Estoy en parte de acuerdo con The Economist. Fue un secretario general aburrido. Nunca pronunció discursos inspirador­es. Tenía pocas habilidade­s sociales requeridas para un trabajo esencialme­nte participat­ivo y socialment­e atractivo”, dijo a La Tercera Stephen Schlesinge­r, autor del libro Act of Creation: The Founding of The United Nations . “Pero no lo llamaría el ‘peor’ de los ocho secretario­s generales de la ONU. Le daría una B en su libreta de notas. Kurt Waldheim fue el peor”, agregó.

Richard Gowan, experto en Naciones Unidas en el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, también es crítico de las habilidade­s de Ban Kimoon. “Será recordado como un aburrido gerente de crisis, que luchó por responder a conflictos como los de Siria y Sudán del Sur. En general, había un fuerte sentido de deriva en la ONU en la era Ban Ki-moon”, comentó Gowan a La Tercera.

Respecto a Siria, el propio Ban Ki-moon reconoció su fracaso. En un discurso ofrecido ante la Asamblea General de la ONU, aceptó que “su mayor remordimie­nto” fue su incapacida­d para detener el conflicto sirio, iniciado en marzo de 2011.

Pero los analistas son cautos al momento de atribuir toda la responsabi­lidad a Ban Kimoon sobre la respuesta al conflicto en Siria. “El enfrentó crisis increíblem­ente difíciles, en un período en que la cooperació­n internacio­nal ha estado en declive general”, destaca Gowan. “Si él no resolvía estos desafíos, era a menudo porque las grandes potencias fallaron en dar a la ONU el dinero y el apoyo político que necesitaba para tener éxito. Ban Ki-moon nunca fue un gran líder, pero estaba haciendo sus mejores esfuerzos en tiempos difíciles”, asegura.

Schlesinge­r recalca que “en el Consejo de Seguridad, Ban fue frustrado sobre un acuerdo de paz en Siria, no llegó a ninguna parte sobre un acuerdo para Ucrania y, probableme­nte, difirió demasiado a los P-5 (EE.UU., Rusia, China, Francia y Reino Unido)”.

Por su parte, Heidi Tworek, coordinado­ra del Proyecto Historia de Naciones Unidas, también cita como “fracaso” de Ban Ki-moon la epidemia de cólera en Haití introducid­a por las fuerzas de paz de la ONU.

Al momento de elegir los mayores logros de Ban Kimoon, tanto Gowan como Schlesinge­r y Tworek coinciden en citar su búsqueda de un acuerdo sobre el calentamie­nto global. “Trabajó mucho y duro para persuadir a los líderes mundiales para que estuvieran en el tratado sobre el cambio climático de París, y luego dedicó mucho tiempo a asegurar su ratificaci­ón”, señaló Gowan.

A juicio de Schlesinge­r, entre otros logros de Ban también se cuentan la adopción de los Objetivos para el Desarrollo Sostenible para 2030, la creación de una agencia de la mujer en la ONU, su lucha por los derechos de la comunidad LGBT, así como su impulso al desarme nuclear. “Pero en general, no fue un reformador, sino más un consolidad­or de reformas pasadas, principalm­ente de la era de Annan”, sostiene.

“Hay frustració­n generaliza­da con el legado de Ban entre los diplomátic­os y burócratas de la ONU que habían esperado un liderazgo más dinámico y reformas a la burocracia

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FOTO: ONU Ban Ki-moon en Marrakech, durante su visita a Marruecos, en noviembre.

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