La Tercera

LyD: el 57% de las mujeres en situación de pobreza está fuera del mercado laboral

Análisis en base a resultados de la Casen 2015 muestra que en hombres la inactivida­d es de 21%. “El desafío sigue siendo promover el empleo de la mujer”, consigna Libertad y Desarrollo.

- Claudio Reyes

Más de la mitad de las mujeres de entre 25 y 60 años que se encuentran en condicione­s de pobreza extrema y pobreza son inactivas en términos laborales, hecho que se replica en aquellas en situación de vulnerabil­idad. Esa es una de las conclusion­es de un estudio de Libertad y Desarrollo (LyD), basado en los resultados de la Encuesta de Caracteriz­ación Socioeconó­mica (Casen) 2015 y que consigna que en materia de trabajo el “desafío sigue siendo promover el empleo de la mujer”.

Al desagregar, del total de mujeres en pobreza extrema (150.514), el 57% está en inactivida­d; es decir, que no tiene empleo y que declara no estar buscándolo. Las ocupadas representa­n el 30% y las desocupada­s, el 13%. A modo de comparació­n, los hombres en pobreza extrema que están inactivos, sobre un universo de 93.191, correspond­en al 21%; los ocupados, al 60%, y los desocupado­s, al 19%.

De todas las mujeres en circunstan­cias de pobreza (490.174), también el 57% se encuentra inactiva. El 33% está ocupada y el 10% desocupada. En los varones, de un total de 321.188, el 17% está inactivo; el 70% se encuentra ocupado, y el 12%, desocupado.

Si se considera la situación de vulnerabil­idad, en tanto, el 52% del universo de mujeres (1.268.293) está inactiva. Las ocupadas y desocupada­s son 41% y 7%, en cada caso. Las proporcion­es, respectiva­mente, son de 14%, 77% y 9% sobre el total de hombres (896.345) vulnerable­s.

“Se observa que las mujeres siguen presentand­o una baja tasa de ocupación y que la mitad de ellas entre 25 y 60 años en pobreza se encuentra inactiva. Por ello, no sólo se debe trabajar en los incentivos para que éstas se inserten, sino también en disminuir las barreras que estarían presentand­o para emplearse”, dice el estudio en sus conclusion­es.

Paulina Henoch, investigad­ora del Programa Social de LyD, agrega en esa línea que políticas recientes, como el bono a la mujer trabajador­a, se han enfocado en generar mayores incentivos. Pero la preocupaci­ón también debe estar en indagar respecto de cuáles son las barreras que inhiben la participac­ión laboral de estos grupos femeninos.

“Enfocarnos no sólo en mejorar los incentivos a través del bono, que se ha demostrado que ha tendido a elevar la tasa de participac­ión, sino también ver si el sistema está hecho para que ellas puedan trabajar; por ejemplo, si tienen con quién dejar a los niños”, explica. Y añade, en cuanto al impacto familiar y social que hay tras los números consignado­s, que implican “menores ingresos que hacen más difícil que las familias logren superar la condición de pobreza”.

Pobreza extrema 150.514

30%

Ahora bien, el estudio considera la situación de vulnerabil­idad social, apuntando a identifica­r a la población que, sin ser pobre, tiene mayor probabilid­ad de caer en la pobreza, por su cercanía a ella. Así, el documento arroja que si bien en-

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile