La Tercera

Ya no estoy gordo

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Cuando llegué estaba en un mal momento, estaba gordo, me sentía mal con mi cuerpo. Ahora, con 11 kilos menos, me siento mucho más convencido. Ayer hice un gran esfuerzo. Me imagino a los que hacen esto profesiona­lmente y entrenan con más tiempo. Éste es un gran esfuerzo que me exigió todo el cuerpo y me permitió dimensiona­r que no estoy tan bien físicament­e, así que debo comenzar a cuidarme más.

Le agradezco a toda la gente que me apoyó en el camino, fue interesant­e, lo hace mucho más motivador, ésa es la gracia que tiene este triatlón. Por algo dicen que es el más lindo del mundo, porque en verdad lo es y hace que todo tipo de personas podamos incluirnos en este deporte.

El momento más difícil fue el agua. No me pegaron tanto, como todos dicen que pasa, pero al final, antes de salir del agua ya terminas muy cansado por todo el esfuerzo que debes hacer por pasar entre todos los otros. Una vez que se abrió la brecha, fue todo mucho más a fácil; ahí nadé como yo sabía, como me gusta a mí. Los primeros 50 u 80 metros fueron complicadí­simos.

Es más difícil esto que jugar al fútbol, lo digo totalmente convencido, porque en la cancha podemos jugar con más gente, es más natural para mí, más sencillo. Acá me costó demasiado, pero lo disfruté. La idea era terminar bien, no acalambrar­me y eso fue lo que logré.

La idea de la jineta fue de la gente del Club Deportivo. Cumplimos ochenta años y querían que los representa­ra aquí, en Pucón, y yo di el puntapié inicial de esta forma. Lo acepté porque ya no sé cómo me llamo, porque todos me dicen capitán en la calle y en las redes sociales, por eso es que en el club quisieron que lo hiciera así. Me dijeron si podía portar la jineta y no pude decir que no. La Católica, después de mi señora, es mi gran amor, así que siempre que me pidan algo lo haré encantado.

En verdad que estoy muy tranquilo con mi resultado. Ojalá hubiese podido terminar en 50, pero 53 minutos y 59 segundos es en verdad muy bueno, no me lo esperaba. Igual, podría haber sido menos, pero me desacomodé en el nado. Ésta fue una gran experienci­a. En la bicicleta no saqué la máxima velocidad porque sentí miedo en caerme, como ya me ocurrió antes.

Ahora pretendo seguir, en verdad que lo estoy pensando mucho, porque este deporte enamora. Yo comencé sin saber nada, creyendo que podría lograr algo, y gracias a todos los profesiona­les que me enseñaron a desarrolla­rme, a nadar y pedalear, porque si no no hubiera podido, lo conseguí.

“Dicen que es el triatlón más lindo del mundo y en verdad lo es. Hace que todo tipo de personas podamos incluirnos en este deporte”.

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