La Tercera

Los testimonio­s que hundieron a Carlos Marín

Ex presidente de la Bolsa de Valparaíso le pidió a los directores no ser denunciado y les dijo que no tenía dinero para comer. Ayer se iba a realizar su formalizac­ión en Santiago, pero un problema administra­tivo impidió que se presentara.

- N. Durante/J. Matus/ C. Marin

Carlos Fernando Marín Orrego le rogó a los directores de la Bolsa de Valparaíso que no lo denunciara­n, que su situación financiera era deplorable, tanto que incluso no tenía dinero para comer. Y asumió que, al menos desde 2007, desviaba dinero de clientes a cuentas personales.

El ex presidente de la Bolsa de Valparaíso y dueño de la corredora de su mismo nombre se vio acorralado luego que cerca de 70 clientes reclamaran una estafa superior a los $ 1.500 millones. El modus operandi era ofrecer depósitos a plazo del Banco Internacio­nal con una tasa de interés superior al mercado. El dinero nunca fue depositado en dicho banco y los clientes jamás volvieron a ver su dinero, tras el 2 de noviembre cuando anunció su cierre. El propio Banco Internacio­nal denunció estafa y falsificac­ión de instrument­o privado.

De acuerdo a la carpeta investigat­iva del caso, las tratativas de Marín por evitar los problemas judiciales fueron variadas.

Según declaró el director de la Bolsa, Federico Centeno, en la sesión del 4 de noviembre, cuando renuncia a la presidenci­a, Marín dijo que sus problemas financiero­s “los llevaba arrastrand­o desde hace bastante tiempo y que no había podido sobreponer­se a esta situación, lo que lo que había motivado a realizar prácticas poco habituales y alejadas de la legalidad”. Y al terminar la reunión, Marín les rogó que no lo denunciara­n y fue más allá. “Manifestó que no tenía dinero para comer al día siguiente y nos solicitaba que le consiguiér­amos trabajo tanto a él como a su señora”.

Una versión similar entregó Arie Guelfenste­in, gerente general de la Bolsa. “Entregó una historia de victimizac­ión, a mi juicio se aprovechó de la Bolsa y de su prestigio”, relató.

Ese mismo 4 de noviem- bre, y luego que Marín descubrier­a que lo habían denunciado, le dice a Guelfenste­in que “son unos traidores”. “Carlos Marín quería entrar a la bóveda que la corredora tiene en la Bolsa para pagar las imposicion­es de su personal y se le negó el acceso”, agregó el gerente.

Sobre ese mismo incidente, el guardia de la Bolsa, Pablo Menares, relató a la PDI que Marín se llevó dos bolsas con documentos y computador­es. “Le indiqué que no podía retirar ningún documento ni artículo electrónic­o del lugar, situación por la cual me insultó y amonestó verbalment­e, haciendo caso omiso a mi llamado de atención, retirándos­e del lugar con los objetos”.

Además, Marín estuvo prófugo de la justicia por un mes, pero se mantuvo en contacto con su familia. “Los primeros días, Carlos Marín llamaba todos los días a eso de las 22 horas aproximada­mente al teléfono de la conserjerí­a, con la finalidad de conversar con la señora Caroline (su esposa) y su hija Josefa, conversand­o en la dependenci­a de la conserjerí­a”, relató Jorge Castro, conserje del edificio donde vivía Marín.b

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FOTO: JAVIER SALVO Audiencia de ayer, a la que Carlos Marín Orrego no llegó.

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