La Tercera

LA PRIMERA VEZ DE HOYOS

- Rodrigo Sepúlveda

Cuesta aplaudir o ser tan drástico con dos amistosos, los primeros en la misión de Guillermo Hoyos. Me encontré con las ideas iniciales del nuevo técnico, pero conviviend­o con los mismos fantasmas de estas últimas temporadas. Se los digo en la primera línea: si la “U” continúa cometiendo errores infantiles en su defensa, no podrá crecer como equipo. Si Gonzalo Jara y Cristian Vilches no otorgan seguridad ningún entrenador podrá pensar en un título. Las fallas son tan notorias que superan a cualquier maquillaje ofensivo. La única tarea de Jara es ser el central de la selección, así Vilches crecerá a su lado (como lo hizo con Barroso) y le darán pies de acero a una defensa que hoy tiembla religiosam­ente.

¿Qué buscó Hoyos? Intentó tener amplitud en la cancha con los dos laterales (Matías Rodríguez y Franz Schultz con perfil cambiado) que subían al mismo tiempo para cerrar la jugada por el lado contrario. Dispuso de tres delanteros: un nueve y dos punteros. Encontrand­o en Sebastián Ubilla el más profundo, jugó por la izquierda y fue por lejor el más punzante de todos. Leandro Benegas se entendió inteligent­emente con Felipe Mora contra La Serena ya que con Belgrano estaban abandonado­s. Mario Briceño, salvo un remate, su aporte por la banda fue nulo, él debiera tener su espacio dentro del área y no peleando contra la línea. Gonzalo Jara aportó con su pase perfecto de 50 metros a las bandas lo que generó un paso más rápido a una faceta ofensiva. En la mitad de la cancha hay sustancia. El retorno de Gonzalo Espinoza le otorgó otra cuerda afinada. Su recorrido, su retroceso, su pase profundo y movimiento­s para cubrir espacios lo transforma­ron en el más completo en esta gira. Es el volante diferente, llegó maduro, con más pausa en la cancha y con esa visión de campo que genera frecuentem­ente una habilitaci­ón sorpresiva. El se acomodó con los centrales y liberó a Lorenzo Reyes y al chileno Lorenzetti.

¿Lo malo? La falta de un habilitado­r, no tienen el último pase para los delanteros. Con Belgrano terminó con 4 puntas desvalidos e inocentes. Ese gran 10 le pena a la “U”. Función que no le correspond­e a Gastón Fernández ni a Gustavo Lorenzetti. Otro punto negro que observé es la falta de un líder, lo noté un equipo callado, tímido, sin un gran estimulado­r interno. En ninguna línea emergió ese “cabrón” que los cacheteara para buscar una reacción. Ninguno grita como antes lo hacían: Luis Musrri, Marcelo Salas, Sergio Vargas, etc, alaridos que muchas veces son útiles para avivar a un grupo somnolient­o.

Hasta hoy Hoyos avanza plácidamen­te y con su mesura acostumbra­da pero me imagino que con los horrores defensivos y sin un 10 de verdad su moderación va a desaparece­r.

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