La Tercera

Piñera vs. Guillier

- Andrés Benítez

QGUILLIER alcance en las encuestas a Piñera no debiera sorprender. En un país donde la mayoría de las personas es de centro-izquierda, cualquiera sea el candidato del sector, siempre tendrá muchos votos. Por eso, en la medida en que se aclara la opción de Guillier, comienza naturalmen­te a recibir ese apoyo.

Algunos vaticinan que es probable que, en algún momento cercano, Guillier incluso esté por sobre Piñera en las preferenci­as. Pero esto también se explica porque el primero vive su mejor momento. Ya fue proclamado y está muy activo, mientras Piñera se guardó esa bala para marzo. En la elección pasada, al momento de proclamars­e, el expresiden­te subió cinco puntos en las encuestas.

Pero si la cosa siempre iba a ser estrecha, la no- vedad es el tipo de candidato que enfrentará Piñera. Si hubiera sido Lagos, se trata de un terreno conocido: el de las ideas. Esa es una cancha que acomoda a Piñera. Es su fuerte. Con Guillier, la cosa cambia. Enfrenta a un hombre con pocas ideas, pero un gran comunicado­r. Es amable, habla de corrido, tiene buen tono y sentido común. Sabe meter cuñas atractivas para la prensa. Es habilidoso para no responder, esto es, salir con elegancia cuando lo llevan al área chica de los temas. Todo esto, son atributos importante­s en una campaña o un debate. Por eso, Guillier es mejor candidato que presidente.

Frente a esto, Piñera, si bien no es un mal candidato –más que mal ganó una elección-, tiene que reinventar­se. Acá la competenci­a no es quién es más inteligent­e –como sería con Lagos-, sino quién vende más. Si se atrapa en las ideas y los números, puede sufrir el efecto Hillary Clinton. Quedar como el mateo, pero menos atractivo.

Pero tiene una ventaja: a diferencia de Guillier, está mejor preparado y posicionad­o para ser presidente. Tiene más cara de presidente. Esto queda claro en las encuestas, porque la gente reconoce que es la persona más adecuada para enfrentar los desafíos que tiene Chile. Ese es su gran capital y la cosa es transforma­r aquello en votos.

Algunos dirán que Lagos también es más presidenci­able, pero igual pierde con Guillier. Pero el problema de Lagos es otro y, de paso, el mismo de Hillary: representa la continuida­d de ideas muy desgastada­s. Piñera, por el contrario, puede verse renovado, porque hoy la visión de la izquierda está en el suelo con Bachelet.

Y es aquí donde está el principal problema de Guillier. Él se impone a Lagos porque es un rostro nuevo. Pero, hasta ahora, no tiene ideas nuevas. Por eso, a medida que reciba más apoyos de la izquierda, más problemas tendrá para diferencia­rse. Puede ser el abrazo del oso que lo hunda. Porque un rostro nuevo, con ideas viejas, es más de lo mismo. Eso no es un problema menor, porque tampoco tiene mucha capacidad para diferencia­rse sin recibir ácidas críticas de sus socios.

Como sea, la competenci­a será dura, cerrada. Piñera fue alcanzado, pero tiene mucho margen para crecer todavía. El retador, Guillier, vive su momento de gloria, pero está en la parte fácil del ciclo. Mantener aquello no se será fácil. Guillier no tiene ideas nuevas, por lo que a medida que reciba más apoyos de la izquierda, más problemas tendrá para diferencia­rse.

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