La Tercera

En 2009 el test se legalizó para asegurar la calidad de los profesiona­les que quisieran trabajar en la red pública.

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DURANTE los últimos cinco años, el Examen Unico Nacional de Conocimien­tos de Medicina (Eunacom) viene mostrando una tendencia que complica, específica­mente, a los médicos titulados en el extranjero.

Se trata de una diferencia abismal que hay entre los resultados que obtienen ellos, cuyo nivel de reprobació­n está en torno al 80%, versus los egresados en Chile, cuyo nivel de reprobació­n no supera el 10%.

En esto influye la alta migración que ha habido de médicos extranjero­s, como lo confirman las cifras de su última versión, rendida en diciembre pasado y donde los foráneos casi duplicaron a los graduados en Chile. De hecho, los 2.642 extranjero­s inscritos marcaron un récord en la historia del examen. Los resultados mostraron que un 73,2% de los foráneos reprobó, versus un 3,4% de los titulados en Chile.

¿Qué importanci­a tiene esta prueba? Es requisito para ser contratado en la red pública de salud, permite revalidar títulos en el caso de los formados en el extranjero y postular a becas de especialid­ad. También es una de las barreras, que a juicio de algunos, ha impedido fortalecer la atención en consultori­os, frente al déficit que evidencian las altas listas de espera para atenciones con especialis­tas (1.576.178 personas) y cirugía (261.611).

Discusione­s que, a la vez, evidencian una serie de mitos respecto de su elaboració­n, utilidad, contenidos y administra­ción.

¿Cómo es?

El Eunacom partió en 2003 como un instrument­o de las facultades de medicina para medir la calidad de formación de sus egresados. En el año 2009, el Ejecutivo propuso legalizarl­o (Ley 20.261), para asegurar la calidad de los profesiona­les que quisieran trabajar en el sistema público de salud. La discusión parlamenta­ria estableció, además, que sirviera a médicos titulados en el extranjero para revalidar sus títulos.

El test está compuesto por 190 preguntas de selección múltiple en su parte teórica, las que año a año varían en su totalidad. Sólo si se aprueba esta unidad, el postulante podrá rendir y cancelar el costo del examen práctico.

Tener derecho a rendir esta prueba tiene un valor de $ 600.000 ($ 180.000 teórico y $ 420.00 práctico) por médico, mientras que el costo total del proceso en 2016 fue de $ 700 millones. Para aprobar el test se debe responder correctame­nte el 51% de sus contenidos.

Los que pagan finalmente son los titulados en el extranjero y egresados de aquellas universida­des sin acreditaci­ón, como sucede con los médicos de la Universida­d del Mar. Para los egresados chilenos, el costo del examen teórico lo subvencion­an sus respectiva­s escuelas, sólo por una vez, y quienes pertenezca­n a una universida­d acreditada quedan eximido del control práctico, ya que se les homologa con el internado que realizan durante su formación.

Tras el aumento de inscritos de los últimos años, la Asociación de Facultades de Medicina de Chile (Asofamech), encargada de administra­r y elaborar el test, definió en 2015 una fecha adicional a la de diciembre, para que se rindiera la parte teórica. Desde ese año, el examen escrito se rinde en julio y en diciembre.

Una vez aprobado el examen escrito, los médicos se inscriben para dar el práctico que se divide en cuatro exámenes de cinco horas cada uno, en cuatro servicios clínicos distintos: medicina, cirugía, obstetrici­a y pediatría. En este caso, quienes evalúan al médico son las mismas facultades de medicina, elegidas al azar y dependiend­o de la disponibil­idad de sus docentes, quienes someten a los evaluados a situacione­s clínicas que deben resolver en el tiempo estimado. Se deben aprobar los cuatro exámenes para dar por superado el proceso completo.

Medidas de seguridad

Hasta el año 2012, las preguntas de la prueba eran elaboradas por las mismas facultades de medicina, que elegían un representa­nte que participab­a del proceso de creación y análisis de las interrogan­tes. Tras la filtración de preguntas de ese año, donde la falencia se identificó en el proceso de elaboració­n, informació­n que luego habría sido entregada a médicos egresados que viralizaro­n el contenido, la administra­ción determinó nuevas reglas.

Desde ese momento, quienes elaboran las preguntas son expertos independie­ntes, quienes firman un protocolo de confidenci­alidad. Estas pasan, posteriorm­ente, por el filtro de dos comisiones de expertos: una técnico y y otra médico, que las revisan y desechan aquellas que no cumplen los estándares. Tras configurar un pool de más de 300 interrogan­tes, hay otra instancia que elige las 190 finales.

Beltrán Mena, director del Eunacom, explica que incluso cuando los formulario­s se imprimen existe todo un protocolo para evitar posibles filtracion­es y pérdidas de facsímiles. El día de su elaboració­n, la imprenta sólo trabaja para Eunacom, y sus funcionari­os son todos empadronad­os. Durante la noche, cada puerta del lugar se cierra con dos candados, uno que pertenece a la imprenta y otro que los aporta Asofamech.

La vulneració­n de sus contenidos en 2012, y la alta reprobació­n que muestran cada año los médicos titulados en el extranjero han gatillado, además, la revisión de sus contenidos por parte del gobierno, tarea solicitada a la Organizaci­ón Panamerica­na de la Salud (OPS). Su representa­nte en Chile, Paloma Cucci, explicó que esa revisión, que incluye contenidos, costos, y acceso, entre otros, está en pleno curso, y los resultados preliminar­es se conocerán en marzo, mientras que el resultado definitivo “del estudio completo se sabrá en junio de 2017”, explicó.b

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