La Tercera

Suma un punto y pierde la calma

La Sub 20 inició el Sudamerica­no con un empate 0-0 ante Brasil. Vargas y Carreño fueron expulsados. La Roja recibió cuatro amarillas. La actuación del golero Gonzalo Collao permitió mantener la igualdad.

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Jeisson Vargas tenía sobre sí una responsabi­lidad enorme. El delantero formado en la UC, transferid­o al Bologna y hoy prestado a Estudiante­s de La Plata, es el jugador de mayor presencia en Primera División entre los integrante­s de la selección Sub 20 que dirige Héctor Robles debía ser quien guiara a sus compañeros hacia una buena presentaci­ón en el Sudamerica­no de Ecuador y, por consecuenc­ia, al Mundial de Corea.

El ex cruzado no supo responder al cartel con que llegaba y fue expulsado en los 33’ por un violenta entrada sobre Lucas Paquetá. La tarjeta roja se ajusta plenamente a reglamento y no sólo dejó a Chile sin un jugador clave en el duelo ante la Canarinha, sino también en el próximo escollo, mañana ante el local, Ecuador. El ím- petu complicó al combinado nacional: en el primer tiempo sumó siete faltas y terminó la primera fracción con dos amonestado­s. En el segundo agregó dos más y una expulsión aún más inexplicab­le: la de Jaime Carreño, castigado por reclamos reireitera­dos, después de ser amonestado y advertido. Impresenta­ble.

Con tan contundent­e ventaja, más allá del eficiente primer tiempo que la Rojita realizó en materia defensiva y a que incluso se dio mañana para inquietar en un par de ocasiones al arquero Caique, primero a través de Ignacio Jara y luego de Gabriel Suazo, no resultó extraño que Brasil terminara imponiendo superiorid­ad. Lo que no pudo hacer fue marcar. Y ahí reside el mérito del planteamie­nto de Robles. Sin op- ción de pelear de igual a igual, Chile se replegó y salvó lo que tenía a la mano: el punto.

No se trata, por cierto, de asignarle exclusivam­ente la responsabi­lidad de la caída al delantero, pero su ausencia terminó siendo determinan­te. No solo por la jerarquía que debía aportar sino también para el plan de juego que pretendía desarrolla­r. Robles, que tuvo que variar. Ingresó el cruzado Carlos Lobos con la intención de cerrar espacios, pero ofensivame­nte no quedó mucho margen para inquietar a Caique. Es más, el desgaste les costó caro a los atacantes Richard Paredes y Víctor Dávila. El nuevo plan tampoco garantizó calma. De no mediar por las tres grandes atajadas del arquero Gonzalo Collao, primero ante un violento remate de Lucas Paquetá, luego ante David Neres y en la misma jugada frente a un remate de Felipe Vizeu, Brasil pudo ganarlo.

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