La incorregible cruz de Chile
Las groseras expulsiones de Vargas y Carreño reproducen una lacra. En la Rojita relativizan: aconsejan a los chicos, pero a la vez los defienden.
En su segundo partido por el Sudamericano Sub 20, hoy frente a Ecuador, Chile no contará con dos de sus figuras. Jeisson Vargas y Jaime Carreño, dos con roce en Primera División, incluso con títulos a cuestas en Universidad Católica, fueron expulsados en el debut frente a Brasil. El primero, por una fuerte infracción en contra de Lucas Paquetá y el segundo, en una situación más confusa: después de ser amonestado en la banca por acercarse a la cancha a dar instrucciones a sus compañeros, recibió la roja por negarse a mostrar el número de su pantalón. Una irresponsabilidad que le puede costar caro a la Rojita y sobre la que el cuerpo técnico había trabajado durante la extensa preparación para el torneo. Después del partido, Vargas admitió el error y ofreció disculpas a su rival.
Ayer, el jefe técnico de las selecciones menores, Luis Ahumada, quien forma parte de la delegación que viajó a Ecuador, fue claro al reconocer la molestia que generó en el staff la conducta de ambos jugadores formados en Católica. “No estamos contentos con lo que pasó. No puede volver a suceder. Son situaciones que hay que analizar con un poco más de detención. Tendremos que hablarlo con los jugadores”, dijo a La Tercera.
El diálogo se produjo antes
Cde la práctica de ayer, en la que se definió el contingente que enfrentará al combinado del Guayas. Eso sí, fueron conversaciones con pocas recriminaciones y que tendieron más a aconsejar a los futbolistas que a advertirlos. De hecho, se descartaron de plano sanciones adicionales a las que aplique la Conmebol. “Vamos a seguir siendo formadores hasta que no trabajemos más. A los chicos hay que darles los consejos adecuados”, sostiene. HILE sub 20 salta nuevamente a la cancha, ahora frente a un recuperado Ecuador, con la misión de ganar y sobre todo de mostrar lo practicado.
Frente a Brasil la selección chilena quedó presa de las circunstancias. Específicamente, de la expulsión de Jeisson Vargas. Esa sola situación condicionó a replantear el partido que ya tenía una dificultad insoslayable. Un terreno no acorde al torneo. En partidos amistosos, Héctor Robles siempre destacó la capacidad de poder conectar las líneas del equipo. Aún con 11, la triangulación se hacía compleja por Aunque también repara en la responsabilidad del mediocampista: “Después, el tema de no dar el número y todo lo que pasó, tiene que ver con su inmadurez y rebeldía. Las pulsaciones están a mil dentro de una cancha. No soy el defensor de nadie. Lo de Jaime es condenable y lo de Jeisson es una acción de juego”,
En esta parte, los diagnósticos de Ahumada y Garcés coinciden en un concepto común: la inmadurez de los jugadores. “A esta edad, todavía no logran madurar”, sentencia el encargado de diseñar y ejecutar el plan de desarrollo del fútbol joven en Chile. El funcionario estudiantil asiente. “Hay inmadurez en general. Pero hay muchos actores que juegan. El medio, por ejemplo, que ensalza antes de tiempo. Está la parte económica también. Alguien que viene de un entorno con necesidades, que se encuentra súbitamente con todo esto, le cambia de golpe la vida. Muchos pasan de ser ignorados hasta por los vecinos a dar entrevistas y ser reconocidos”, expresa.
“Hay que entender el contexto, aunque creo que es un fenómeno mundial. A mí me parece que hay hasta prepotencia. Algunos caen incluso en la soberbia. Creen que por un par de buenos partidos tienen todo resuelto. Falta equilibrio”, enfatiza el descubridor de talentos cruzado.
Dos colectivos, la Rojita y Universidad Católica, donde estos problemas son reiterativos. Quizás porque en el fondo se relativizan. Como ayer.