LA ROJITA QUE AÚN NO VEMOS
la cancha y por el apuro chileno en traspasar la línea media. Sin embargo, se podía observar la intención que destacaba su DT. Ya con diez la misión cambió y la triangulación pasó a un segundo y tercer plano también. Lo vital era no sufrir y eventualmente llegar al área contraria.
La gran actuación de los centrales Sierralta y Ramírez, más un eficiente Gonzalo Collao en el arco, permitió este empate con sabor dulce.
Hasta ahí lo futbolístico. La segunda patita tiene que ver con situaciones evitables como las expulsiones. Incomprensible lo de Carreño. Por ninguna parte se entiende, menos en un jugador que ya tiene recorrido en primera. En el caso de Jeisson Vargas subyace un tema que se da por hecho y por ende no se conversa. El liderazgo. No soy ningún experto en el tema, pero algo viví en camarines maduros.
Esta sub 20 dio por hecho que Vargas era el líder del equipo. Goleador y el único que juega en el extranjero. Se le endosó una responsabilidad sin saber si está capacitado o no para un cargo así. Ocurre muchas veces que el futbolista asume que debe “hacer” más cosas al convertirse en líder y olvida su función fundamental. Les puedo asegurar que en su vida el delantero había pegado un planchazo así. Claramente se vio sobrepasado en sus responsabilidades y abarcó más de lo que podía ¿Irresponsable? Seguro. Tan irresponsable como desenfocado.
Sin duda que rescatar un punto frente a Brasil, con un jugador menos, es destacable, pero me quedé con las ganas de conocer el peso específico de este equipo para poder proyectarlo y saber si de verdad está a la altura de un Mundial. A eso viajaron ¿no?