Problemas en el Censo
FALTAN MENOS de tres meses para la realización del Censo del 2017, y sus responsables -el Ministerio de Economía y el INE- generan por ahora más dudas que certezas. Cabe recordar que desde el gobierno se ha recalcado la necesidad de hacer un nuevo censo para contar con estadísticas confiables y creíbles que puedan ser utilizadas para la implementación de políticas públicas, plasmando muy prematuramente la disposición a realizar una nueva medición y deslizando duras críticas al censo realizado por el gobierno anterior.
Lo temprano del anuncio no parece haber sido acompañado de la celeridad en el proceso de implementación. Pese a que el INE lleva meses intentando reclutar los censistas necesarios, lo cierto es que a la fecha solo lleva inscritos 200 mil, o el 40%, de los 500 mil requeridos. Además, el proceso ha estado contaminado por fuertes discrepancias de la directora del INE con el equipo interno y con el Comité Externo por la Transparencia, que ahora asesora directamente al ministro.
Los fundados cuestionamientos vertidos al proceso censal anterior no hacen más que aumentar la necesidad de asegurar que este censo sea impecable desde el punto de vista técnico. Sin embargo, los evidentes roces internos y el retraso en el reclutamiento de censistas y supervisores reavivan la idea de que en este proceso –como en otros de la actual administración- ha tendido a primar la improvisación.
Para dar garantías al país de que el censo cumple altos estándares técnicos ya no basta con completar el número de voluntarios necesarios, porque, por ejemplo, los supervisores y censistas deben tener la mínima capacitación que certifique que el levantamiento de la información cumplirá los estándares técnicos. Puesto que el gobierno ya ha tomado la decisión de llevar adelante el censo, no puede dar cabida a tropiezos, pues lo que está de por medio es la reputación estadística del país.