La Tercera

Una noche en la devastada Santa Olga

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UNA BRISA helada se confunde con el humo de incendios cercanos que persiste en los cielos del sector de Santa Olga y Los Aromos, en Constituci­ón. Muchos vecinos ya se retiran del lugar luego de haber estado todo el día recibiendo ayuda y limpiando sus terrenos de los escombros.

La oscuridad de la noche y la falta de luz eléctrica ocultan a aquellos que han preferido quedarse cuidando sus terrenos y lo casi nada que queda de sus hogares, tras rechazar ir a casas de familiares, donde ya se sienten hacinados, o a los albergues dispuestos por el municipio, donde están en similares condicione­s.

No son tantos. Cuesta encontrarl­os, pero al hacerlo, y pese a haber perdido todo, reciben a los visitantes con un buen apretón de manos y un saludo cariñoso, pero a la vez resignado.

La familia Silva Morales es una de las que decidieron quedarse. Es su primera noche en el lugar tras arrancar de las llamas el miércoles pasado. La situación se hace difícil para todos, ya que es inevitable no recordar esas fatídicas horas en las cuales las llamas, según Verónica “Panchilla” Silva, “tenían vida, eran como un ser con vida y lleno de fuerza y poder que se nos vino encima”, dice.

Con tres carpas y algunas linternas intentan sobrelleva­r lo helado de la noche. “Nosotros tenemos que cuidar lo poco y nada que nos va quedando. Ya le entregamos a la naturaleza nuestras casas y todo lo que teníamos y no podemos seguir entregando lo que nos queda”, agrega.

Panchilla se refiere a sus terrenos. Lo que temen es que estén siendo amenazados por aquellas familias del sector que no tenían regulariza­dos sus espacios y que puedan estar tomándose los de aquellos afectados que aún no retornan al lugar de la catástrofe.

Asimismo, al estar en el lugar sienten que pueden resguardar la ayuda que ha llegado hasta el sector de Santa Olga y ahora también Los Aromos, y que han podido recibir gracias a la solidarida­d de muchos chilenos y extranjero­s.

En la misma situación, y casi al frente de lo que queda del Colegio Mac Iver, el corazón del poblado, se encuentra la familia de Cristian Quezada, para quienes el viernes fue su segunda noche en el lugar. Junto a él están sus hermanas, hijas y señora. Toda su familia tenía casas en Santa Olga y también lo perdieron todo. “Estamos con la esperanza que vamos a salir adelante, nos vamos a levantar como correspond­e”, dice, aunque sabe que el proceso será lento y tomará tiempo volver a la normalidad.

Descentral­ización de la logística

Tras el colapso vial y la abundante entrega de ayuda que llegó durante el fin de semana al sector, ayer las rutas y los accesos a los poblados más afectados se vieron mucho más despejados durante el día. El Ejército logró organizar la entrada y salida de vehículos, y los cortes de tránsito esporádico­s sirvieron para desatochar y redistribu­ir las caravanas de ayuda que continuaro­n llegando al sector desde distintos lugares de Chile.

El objetivo del día, según el mayor Roberto Ramis Cisternas, delegado del jefe de la Defensa Nacional para Santa Olga y sus alrededore­s, era “descentral­izar la logística y administra­r el caos”. Por ello, junto con replicar todos los servicios del gobierno ya instalados en Santa Olga, pero ahora en el sector de Los Aromos, se derivó ayuda hacia otros sectores más alejados de la ciudad. Durante el día se vivieron dos emergencia­s con fugas de gas menores, que fueron controlada­s, y se restableci­eron las comunicaci­ones para todas las empresas, según aseguró el subsecreta­rio de Telecomuni­caciones, Rodrigo Ramírez.

Por ahora, la comunidad trabaja en conjunto para retomar rápidament­e la normalidad en los poblados de Santa Olga y Los Aromos.b

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