¡No más palabras!
UNA TRAGEDIA tras otra, se traduce en una promesa tras otra. Una catástrofe tras otra, se traduce en una improvisación tras otra. No se ven las lecciones aprendidas. No se verifican los aumentos de recursos necesarios. ¡No más palabras! Chile necesita de acción, decisión, voluntad, compromiso y de los recursos para hacer realidad un aparato estatal coordinado y eficaz para enfrentar emergencias y catástrofes. Chile se quema, se inunda y se cae, y ya no puede más.
No quiero entrar en el análisis de la situación particular del incendio en el que estamos porque ya se han dicho muchas cosas del caso y, lamentablemente, sigue siendo una situación en desarrollo con pérdidas humanas y sin un horizonte de final conocido.
No quiero centrarme tampoco en una enume- ración, cual decálogo, de todo lo que falta por hacer, lo que no se ha hecho, proponer soluciones mágicas, ni menos quedar atrapado en la ambigüedad de decir que no hay una Política Nacional de Manejo de Desastres, porque en lo operativo aquello tiene efecto cero.
Quiero centrarme en reseñar cómo un país como Australia, que hace 20 años estaba en una situación de ingreso per cápita similar al de Chile, no solo creció y se desarrolló de tal manera que hoy tiene un ingreso equivalente a dos veces el nuestro por cada ciudadano, sino que además, sin alarde, sin palabrería, encarnó en sus compromisos y prioridades, el manejo y control de emergencias y desastres. Con una geografía casi tan diversa como la nuestra, son hoy ejemplo a nivel mundial.
Nuestra Onemi, si bien ha duplicado su presupuesto desde 2010 a la fecha, estos recursos solo llegan al equivalente a 1,5 dólares al año por cada chileno, según la información que entrega el Presupuesto de la Nación para el 2017. El Departamento de Fuego y Control de Emergencias de la Región Oeste de Australia, con capital en la ciudad de Perth y con tuición sobre una superficie de 2,5 millones de kilómetros cuadrados (Chile tiene 750 mil kilómetros cuadrados), invierte en promedio 130 dólares al año por persona. En otras palabras, la encargada de las emergencias australiana invierte cien veces más por persona, que su equivalente chilena, siendo que el país australiano es solo dos veces más rico que nosotros en términos de ingreso per cápita. ¡Sin comentarios!
En el ámbito específico del combate al fuego rural o en zonas exurbanas, la mencionada agencia australiana realiza alrededor de 9.000 actuaciones al año. Por otra parte, tiene 1.500 empleados permanentes y alrededor de 29.000 voluntarios capacitados distribuidos a lo largo del territorio. Su presupuesto operacional anual fue de 325 millones de dólares el año 2015.
Adicional al compromiso concretado en recursos disponibles, los australianos se han preocupado de generar conocimiento e inteligencia para el combate y prevención de desastres, dejando almacenado en los cuerpos permanentes del Estado y de la ciudadanía, esa valiosísima sabiduría que el día de mañana salvará vidas.
Chile no se puede improvisar. Y en la emergencia… menos. Las capacidades se construyen en el tiempo y se deben financiar. Compromisos y prioridades se deben traducir en acciones y recursos ya. ¡No más palabras! Chile no se puede improvisar, y en la emergencia menos. Las capacidades se construyen en el tiempo y se deben financiar.