Consulta PS y Guillier
DESDE LA Nueva Mayoría (NM) y por parte de analistas de derecha se señala que “hay poco tiempo”, y que el Partido Socialista (PS) al optar por una consulta abierta a sus militantes y simpatizantes perdió tiempo para enfrentar al candidato de la derecha y se expone a que sus decisiones sean irrelevantes. Se pierde de vista que una consulta a tres bandas en el PS pone a este partido en el centro del escenario político, puede terminar definitivamente con la candidatura de Lagos al restarse de ella y constituye un escenario favorable para que un socialista derrote a Guillier, dejándolo en una mala posición para la primaria de julio.
Se dice que la situación es “líquida” y al mismo tiempo que los candidatos que marcan poco en las encuestas deben bajarse, pese a que más de un 50% de la población no está decidida. Hay “presuntos y claros” ganadores en primarias que pueden no tener lugar. La Democracia Cristiana (DC) quiere plebiscitar su participación en la primaria de la NM versus llevar un candidato(a) a primera vuelta, por una o todas las siguientes razones: pues consideran que tiene poco en común con el resto de la NM; que son más importantes las ideas que arrimarse a un candidato parcialmente favorecido por las encuestas o que el nuevo ciclo histórico exige definiciones, que no se pueden ajustar a urgencias.
Si bien todos los sectores políticos están interpelados por los nuevos tiempos, es la izquierda la que aparece con mayores contradicciones internas y por tanto mayores temas que resolver. Principal síntoma de esta situación es la alta fragmentación y la causa principal, la falta de proyecto. ¿Cabe echar por la borda “la ilusión postcapitalista” o es posible algo distinto al capitalismo actual, con un mayor protagonismo de los agentes económicos distintos al gran empresariado, en circunstancias que las nuevas tecnologías están abriendo posibilidades inéditas a nuevas formas de economía colaborativa? Esto se traduce en miradas diferentes respecto del modelo económico, del rol del Estado, de las AFPs, las Isapres y la educación con fines de lucro. En lo político, se confrontan aquellos para los cuales la democracia representativa no requiere modificaciones sustantivas y los que consideran que requiere ser repensada y renovada para dar cuenta de sus debilidades; que valoran la movilización, la organización social y la participación para mover cercos, para empujar reformas, y enfrentar las restricciones de una Constitución impuesta y el lobby del 1 % más rico. Preocupa en este contexto, la aparición de grupos que solo buscan un “candidato competitivo”(aunque éste proponga retomar el consenso excluyente con la derecha, postergue el debate constitucional y busque “zafarse de las reformas en marcha”) y proponen elaborar un programa aparte de las primarias, sin entender que no se trata de una mera elaboración intelectual, sino que de una construcción política en que el debate entre las diferentes ideas, entre los caminos alternativos de profundización de las reformas y los diferentes liderazgos es el único camino para producir una real convergencia de voluntades con el centro político y ganar la elección de noviembre. Si todos los sectores políticos están interpelados por los nuevos tiempos, es la izquierda la que aparece con mayores temas que resolver.