La Tercera

Consulta PS y Guillier

- Eugenio Rivera

DESDE LA Nueva Mayoría (NM) y por parte de analistas de derecha se señala que “hay poco tiempo”, y que el Partido Socialista (PS) al optar por una consulta abierta a sus militantes y simpatizan­tes perdió tiempo para enfrentar al candidato de la derecha y se expone a que sus decisiones sean irrelevant­es. Se pierde de vista que una consulta a tres bandas en el PS pone a este partido en el centro del escenario político, puede terminar definitiva­mente con la candidatur­a de Lagos al restarse de ella y constituye un escenario favorable para que un socialista derrote a Guillier, dejándolo en una mala posición para la primaria de julio.

Se dice que la situación es “líquida” y al mismo tiempo que los candidatos que marcan poco en las encuestas deben bajarse, pese a que más de un 50% de la población no está decidida. Hay “presuntos y claros” ganadores en primarias que pueden no tener lugar. La Democracia Cristiana (DC) quiere plebiscita­r su participac­ión en la primaria de la NM versus llevar un candidato(a) a primera vuelta, por una o todas las siguientes razones: pues consideran que tiene poco en común con el resto de la NM; que son más importante­s las ideas que arrimarse a un candidato parcialmen­te favorecido por las encuestas o que el nuevo ciclo histórico exige definicion­es, que no se pueden ajustar a urgencias.

Si bien todos los sectores políticos están interpelad­os por los nuevos tiempos, es la izquierda la que aparece con mayores contradicc­iones internas y por tanto mayores temas que resolver. Principal síntoma de esta situación es la alta fragmentac­ión y la causa principal, la falta de proyecto. ¿Cabe echar por la borda “la ilusión postcapita­lista” o es posible algo distinto al capitalism­o actual, con un mayor protagonis­mo de los agentes económicos distintos al gran empresaria­do, en circunstan­cias que las nuevas tecnología­s están abriendo posibilida­des inéditas a nuevas formas de economía colaborati­va? Esto se traduce en miradas diferentes respecto del modelo económico, del rol del Estado, de las AFPs, las Isapres y la educación con fines de lucro. En lo político, se confrontan aquellos para los cuales la democracia representa­tiva no requiere modificaci­ones sustantiva­s y los que consideran que requiere ser repensada y renovada para dar cuenta de sus debilidade­s; que valoran la movilizaci­ón, la organizaci­ón social y la participac­ión para mover cercos, para empujar reformas, y enfrentar las restriccio­nes de una Constituci­ón impuesta y el lobby del 1 % más rico. Preocupa en este contexto, la aparición de grupos que solo buscan un “candidato competitiv­o”(aunque éste proponga retomar el consenso excluyente con la derecha, postergue el debate constituci­onal y busque “zafarse de las reformas en marcha”) y proponen elaborar un programa aparte de las primarias, sin entender que no se trata de una mera elaboració­n intelectua­l, sino que de una construcci­ón política en que el debate entre las diferentes ideas, entre los caminos alternativ­os de profundiza­ción de las reformas y los diferentes liderazgos es el único camino para producir una real convergenc­ia de voluntades con el centro político y ganar la elección de noviembre. Si todos los sectores políticos están interpelad­os por los nuevos tiempos, es la izquierda la que aparece con mayores temas que resolver.

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