Riesgos ante clasificación crediticia
LA SEMANA pasada, nuevamente se puso en análisis la clasificación crediticia de nuestro país. Esta vez, S&P Global Rating rebajó la perspectiva de “estable” a “negativa”, aunque mantuvo la clasificación general de riesgo en AA-. Esta caída en la perspectiva de evaluación se suma a la que hizo la agencia Fitch Ratings hace un mes y medio.
Las razones que explican este deterioro eventual en la clasificación de riesgo están asociadas al riesgo de que un prolongado bajo crecimiento económico pudiese traducirse en mayores déficits fiscales y elevados niveles de deuda. La agencia explicó que la rebaja en la clasificación podría materializarse si el gobierno fracasa en contener el déficit fiscal, si potenciales shocks externos amplifican el déficit en cuenta corriente o si los movimientos de política fiscal o monetaria no se ajustan a las reglas y, por consiguiente, terminan por disminuir la confianza en los inversionistas y dañar la liquidez externa. En contraste, la perspectiva de Chile podría volver a “estable” si el gobierno logra mantener su plan de consolidación fiscal y logra revertir la caída en la confianza de los agentes privados y apuntalar el crecimiento.
Lamentablemente, la tendencia que ha mostrado la economía los últimos meses refleja que estamos lejos de un repunte del crecimiento en el corto plazo. Además, la presión por más gasto público aparece internalizada en un sinfín de propuestas, incluyendo algunas del propio sector privado, situación que podría agudizarse durante el proceso electoral que se avecina. En este contexto, la labor de contención en materia fiscal que realicen el actual y el próximo ministro de Hacienda son claves para determinar el curso que seguirá la evaluación crediticia de nuestro país, lo que no solo tiene impactos en la imagen financiera de nuestra economía. Es, además, una nítida señal del nivel de acceso a financiamiento –y su costo- que tendrá tanto el gobierno como el sector corporativo en el futuro.