La Tercera

Refichaje de militantes en partidos políticos

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Señor director:

A partir del deterioro de la legitimida­d y del funcionami­ento del sistema de partidos políticos, en 2016 se efectuó un conjunto de reformas legales que establecía­n financiami­ento público a su actividad, así como nuevas exigencias y regulacion­es que aseguraran el funcionami­ento democrátic­o y profesiona­lizado.

Como los padrones militantes ya no reflejaban la realidad, se condicionó la continuida­d del aporte estatal a que los partidos políticos demostrara­n, al cabo de un año, que contaban con un mínimo de ciudadanos dispuestos a asumir responsabi­lidades y derechos militantes. Para conglomera­dos que exhibían entre 60.000 y 120.000 afiliados, no parecía una exigencia muy severa refichar a 18.000, equivalent­e al 0,25% de la cantidad de votos válidos en la elección de diputados de 2013.

Ha sido más difícil de lo esperado porque vivimos una crisis de representa­tividad y es posible que los instrument­os políticos de antaño ya no represente­n del mismo modo a los ciudadanos de hoy.

Las próximas elecciones parlamenta­rias serán una oportunida­d preciosa para poner a prueba la vigencia de los partidos en su rol de representa­r a la gente; pero también lo es la decisión que han de tomar sus afiliados respecto de actualizar -o no- su compromiso con el partido en que la mayoría ingresó hace décadas. Puede que alguno fracase en el intento, pero ello permitirá que el sistema político refleje de mejor modo las corrientes de opinión vigentes.

No estoy de acuerdo con que el Servicio Electoral adapte sus procedimie­ntos sobre la marcha, a solicitud de los mismos partidos, aunque era ilógico que fuera más engorroso reficharse que inscribirs­e por primera vez en un partido existente.

El límite infranquea­ble de todo procedimie­nto debe ser la imposibili­dad de suplantar la voluntad de una persona para ratificar su militancia. Pero, de incurrir en esa suplantaci­ón algún partido, el Servel deberá sancionarl­o drásticame­nte. Porque es la confianza ciudadana lo que el sistema político necesita recuperar con urgencia en este nuevo ciclo de la democracia chilena. da ventaja ante sus competidor­es directos: Ricardo Lagos y Sebastián Piñera.

El primero representa lo que alguna vez fue la Concertaci­ón, sin logar encantar a la ciudadanía y llegando solo al 5% de las preferenci­as. Piñera, en cambio, no ha podido aumentar sus preferenci­as pese a que es ahora el momento en que comienza la verdadera contienda. No menos importante es que se trata de una preferenci­a de rechazo ante un gobierno -y candidatos­que no ha podido cautivar a la ciudadanía, defraudand­o a miles de electores, lo que ha generado amplio rechazo en la opinión pública.

Pese a las cifras, todavía falta lo más importante a la hora de participar en una carrera presidenci­al: las propuestas, ideas y equipos que van a liderar las campaña y sus potenciale­s mandatos. Esta etapa todavía no comienza y es en ella donde verdaderam­ente se verá si Guillier es una cara nueva, con ideas distintas y que representa una alternativ­a al pasado, o es una continuaci­ón de la Nueva Mayoría, que trae consigo las mismas bases y sustentos que hemos visto y que no han dado resultados.

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