Elección de autoridades
Señor director:
Cuando llegue el momento de indagar en las causas de los desastres ambientales e institucionales que nos han azotado en los últimos años, creo que sería conveniente no solo fijarse en las circunstancias accidentales de los sucesos, sino que además se atendiera a ciertas características negativas de nuestro sistema público. En particular a la determinación de sus cuadros, y en especial el de sus más altas autoridades.
Los cargos más altos de la administración central del Estado son de elección política; a saber, ministros, subsecretarios, jefes de división e incluso jefes de departamento en algunas ocasiones.
En el caso de los servicios públicos, los cargos principales son objeto de procesos de selección por parte del Servicio Civil, en los cuales las bases del concurso – incluidos los criterios de evaluaciónson generados por los servicios requirentes, y de la terna resultante el poder político tras el Servicio elige a uno de ellos de forma discrecional. Se elige en general al candidato que ofrezca más cercanía con el gobierno de turno. ¿Esto es correcto?
Si se quiere una administración pública profesional y técnica, ¿no debería el sistema estar destinado a buscar al mejor técnico y profesional, en vez de al mejor adherente al gobierno de turno? Si son a estos últimos a quienes se les otorgan los más altos cargos de la administración, es y será imposible a futuro que los auténticos expertos y profesionales públicos que ostentan cargos inferiores puedan hacer su trabajo. Esto debe cambiar. hoy debe luchar para que los chilenos le reconozcan el sitial que le corresponde en la historia. Esta tarea cada día se torna más difícil gracias al ninguneo de algunos historiadores, que durante estos días se apuran por reconocerle solo algunos aciertos. Sin O’Higgins el Cruce de Los Andes habría sido una ocupación argentina. Así de claro.
Repasando nuestros orígenes, recordemos que con la invaluable ayuda de O’Higgins, el general José de San Martín aseguró nuestra independencia con los triunfos de Chacabuco y Maipú, acontecimientos con repercusiones estratégicas para la libertad de América del Sur. Posteriormente, con el apoyo de Chile y nuevamente, gracias a O’Higgins, lograría en 1821 la independencia del Perú, un proceso que remató en 1825 el general venezolano Simón Bolívar.
Todos ellos fueron discípulos de Francisco de Miranda, reunidos bajo las secretas ideas revolucionarias de la Logia Lautarina nacida en Londres, y cuyo principal objetivo político fue liberar a América para concebir países independientes bajo un régimen republicano e inspirados en los principios de la Ilustración; a saber, libertad, igualdad y fraternidad.