La Tercera

Trump le corta el teléfono a premier de Australia y tensiona relación con histórico aliado

Presidente de EE.UU. y Malcolm Turnbull tuvieron duro intercambi­o sobre política de refugiados. El premier presionó a Trump para que aceptara a 1.250 refugiados detenidos en Australia.

- G. Thrush y M. Innis/ The NewYork Times

consejo funciona dentro de la Casa Blanca y está encargado de supervisar la política exterior y asesorar a los mandatario­s en conflictos internacio­nales. El ex Presidente Barack Obama siguió la operación en Pakistán que llevó a la muerte del líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, en 2011, junto a su equipo del CSN. A pesar de que algunos asesores de ciertos jefes de Estado llegaron a sentarse en la mesa del consejo, nunca fueron miembros permanente­s como será en el caso de Bannon.

“¿Presidente Bannon?”, se preguntó The New York Times en su editorial del martes. “Muchos Presidente­s han tenido a asesores políticos famosos y algunos de esos asesores también han despertado sospechas de que, entre bambalinas, son los que realmente establecen una agenda”, planteó el Times. “Pero nunca hemos visto a un asesor moverse de manera tan descarada para consolidar su poder como con Steven Bannon, ni hemos sido testigos de un asesor que hace tanto daño de manera tan rápida a la popularida­d (...) de su supuesto jefe”, señala. “Sería bueno que (Trump) reconsider­e dejar que éste dirija toda la Casa Blanca”, añade. En Twitter, el hashtag #StopPresid­entBannon hizo tendencia el fin de semana tras el creciente protagonis­mo que comenzó a tomar.

Bannon ha cultivado una imagen “casi diabólica”, señala The Associated Press. Esto, porque en las pocas entrevista­s que ha dado, ha dado muestras de ser antimusulm­án, y le recomendó a la prensa que se “callara la boca” después de haber subestimad­o a Trump y que éste triunfara en las elecciones. Desde hace tiempo que se ha mostrado partidario de cerrar las fronteras del país. Ha dicho que EE.UU. está en una “guerra total”, entre “el fascismo islámico y el Occidente judeo-cristiano”. Además, en marzo de 2016, aseguró que EE.UU. y China estarán en guerra en cinco a 10 años por la disputa en el Mar de China Meridional.b Una llamada telefónica entre el Presidente Donald Trump y el primer ministro australian­o está amenazando con generar un quiebre diplomátic­o entre dos aliados incondicio­nales. Esto luego que los dos intercambi­aran duras palabras sobre la política de refugiados, ante lo cual Trump abruptamen­te terminó la llamada.

La conversaci­ón telefónica del sábado pasado entre Trump y el primer ministro Malcolm Turnbull se volvió conflictiv­a después de que el líder australian­o presionara al Presidente para que respetara un acuerdo y aceptara a 1.250 refugiados de un centro de detención australian­o.

El miércoles en la noche, Trump reiteró en Twitter su enojo sobre el pacto, al calificarl­o como un “acuerdo tonto” y culpó a la administra­ción Obama por haberlo aceptado, pero luego señaló que “lo estudiaría”. El tuit fue escrito después de que el diario The Washington Post diera a conocer detalles de la llamada telefónica.

Los líderes de estos dos países aliados parecen no concordar con el resultado de la conversaci­ón. El tuit de Trump sugirió que el acuerdo podría estar en riesgo, mientras que Turnbull dijo que, pese a la rudeza de la conversaci­ón, Estados Unidos se había comprometi­do con mantener el acuerdo.

El arrebato y los comentario­s sobre el conflicto en la llamada de Trump y Turnbull amenazó con dañar duraderame­nte las relaciones entre los dos países y podría motivar a Canberra a acercarse a China, que tiene una fuerte relación comercial con Australia y está compitiend­o con Washington para convertirs­e en la fuerza dominante en la región de Asia- Pacífico.

Un alto funcionari­o de la administra­ción Trump señaló que el Presidente le había dicho el sábado a Turnbull que entre los refugiados podría estar el “próximo atacante de Boston”. También le dijo que “él iba a morir” políticame­nte debido al acuerdo, consideran­do que el día anterior había firmado una orden ejecutiva para detener el flujo de refugiados a Estados Unidos y rechazar las visas para los ciudadanos de siete países musulmanes.

El funcionari­o dijo que la llamada fue más corta de lo que estaba planeado y terminó de forma abrupta después de que Turnbull le señalara al Presidente que era necesario para los refugiados que fueran aceptados. Los detalles de la conversaci­ón fueron confirmado­s por un alto funcionari­o de la administra­ción que tenía conocimien­to directo del diálogo y que habló de forma anónima.

Durante una conferenci­a de prensa ayer, Turnbull se negó a comentar la llamada en detalle ni tampoco mencionó si había terminado más pronto de lo que se esperaba. Pero reconoció que había sido franca.

“He visto esa noticia”, dijo Turnbull respecto del artículo del Washington Post, “y no voy a comentar sobre la conversaci­ón, sólo diré que durante el diálogo, como ustedes saben y como fue confirmado por el portavoz del Presidente en la Casa Blanca, el mandatario me aseguró que él continuarí­a con el honor de respe- tar el acuerdo que firmamos con la administra­ción Obama respecto del reubicamie­nto de los refugiados”.

Al ser presionado sobre el tono de Trump en la conversaci­ón y si el Presidente terminó la llamada al cortarle, Turnbull se negó a hacer un comentario. “Es mejor que estas cosas, estas conversaci­ones sean realizadas de manera franca y privada”, señaló.

Nuevamente Turnbull señaló que la relación de Australia con Estados Unidos permanece fuerte. Pero si el acuerdo de reubicar a los refugiados fracasa, dejaría a Canberra con un problema político aparenteme­nte difícil de resolver.

El gobierno australian­o tiene una política que prohíbe la entrada al país de cualquier refugiado que intente llegar por bote. La mayoría de los refugiados que están en las islas del Pacífico de Nauru y Manus provienen de Irán e Irak. Ambos son naciones de mayoría musulmana y se encuentran entre los siete países –incluyendo Libia, Somalia, Sudán, Siria y Yemen- cuyos ciudadanos tienen prohibida la entrada a Estados Unidos por al menos 90 días, según la orden ejecutiva firmada por Trump la semana pasada.

“Puedo asegurar que la relación es muy fuerte”, dijo Turnbull. “El hecho de que recibimos la seguridad que se nos dio, el hecho de que fue confirmado el gran y extenso compromiso que tenemos con la nueva administra­ción, destaca la cercanía de la alianza”.

“Pero los australian­os me conocen muy bien. Defiendo a Australia en cada debate, ya sea público o privado”.

Bill Shorten, líder del opositor partido Laborista, dijo que habían dos versiones de la conversaci­ón entre Turnbull y Trump sobre el acuerdo de los refugiados y que Turnbull debería ser “directo con los australian­os”. Turnbull “dejó claro que había tenido una conversaci­ón constructi­va” sobre el acuerdo, dijo Shorten. Pero “ahora aparece una versión diferente de la misma conversaci­ón”.

Kim Beazley, ex embajador australian­o en Estados Unidos que trabajó en Washington durante gran parte de la administra­ción Obama, dijo que el impacto del arrebato sería “mínimo” si el acuerdo sobre los refugiados sigue en pie. Pero agregó que “si el tono de la llamada es cierto uno no querría tener muchas conversaci­ones como esa”.b

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FOTO: AP Trump, Priebus y Pence caminan ayer entre motos en la Casa Blanca.
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“Yo me hago cargo desde ahora”, dice Bannon a un pequeño diablo en esta caricatura de The New Yorker.

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