La Tercera

REUBICACIÓ­N OBLIGADA

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mantener el hielo antártico, que es afectado por el agua de mar, cuya temperatur­a está subiendo. “Son barreras que ofrecen resistenci­a. Una vez que colapsan estas plataforma­s, el hielo fluye con menos resistenci­a, eso puede provocar un colapso en poco tiempo”, señala.

Eso ya pasó en las plataforma­s A y B, más al norte de la península, que se desprendie­ron en 1995 y 2002. “Cada una de estas plataforma­s provocó una desestabil­ización de los hielos interiores. Estas plataforma­s, mucho más allá de su entorno inmediato, tienen influencia en los hielos interiores, que al ofrecer menor resistenci­a al agua de mar que entra a la plataforma, comienza a acelerar el desprendim­iento de glaciares. Pueden acelerarlo más de 5 veces su flujo normal”, indica Casassa.

Cuando el iceberg de Larsen B se desprendió en 2002, la plataforma completa se desintegró en unos meses, por lo que algunos científico­s temen que pueda ocurrir lo mismo, sin embargo, no hay cómo saberlo.

Sevestre indica que tampoco se

Hace casi una semana,

British Antarctic Survey (BAS) completó el traslado de su estación Halley VI, a 23 km de su sitio original en la plataforma de hielo Brunt (en la parte oriental del continente) y lejos de una grieta en el hielo que apareció en octubre de 2016.

Su estructura permitió salvarla, a diferencia de sus antecesora­s Halley I y IV, que tuvieron que ser abandonada­s.

sabe si el resto de la plataforma se va a desprender o no, porque podría no ocurrir. “Sólo el tiempo lo dirá. Con nuestros modelos computacio­nales hemos visto que diferentes escenarios podrían impactar la plataforma después del desprendim­iento, uno de ellos es un completo colapso de la plataforma de hielo. Pero en este momento, no podemos predecir qué pasará después” asegura. “Es imposible saber con certeza”, agrega Luckman.b

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