La Tercera

Sistema energético

- Andrés Rebolledo

UNO DE los cambios estructura­les que se visualiza en el sector energía durante los próximos años, y quizás décadas, es la participac­ión activa de la ciudadanía y de una multitud de proveedore­s y desarrolla­dores de tecnología­s y proyectos, tanto a nivel de generación como a nivel de la gestión de la demanda.

El ciudadano se vuelve un actor cada vez más relevante para implementa­r acciones de eficiencia energética, y ha empezado a participar directamen­te en proyectos de generación propios. Quiere decidir e incidir cada vez más activament­e en las decisiones que se toman en cuanto al desarrollo y la planificac­ión de su entorno. Se involucra en los procesos de planificac­ión territoria­l y en las iniciativa­s de inversione­s en su territorio.

Hacer partícipe a la sociedad, y avanzar en un desarrollo energético inclusivo que se realice en forma alineada con las comunidade­s, es uno de los planteamie­ntos de la Agenda de Energía. A su vez, en la Política Energía 2050, uno de sus lineamient­os se refiere a la promoción de la implementa­ción de desarrollo­s energético­s y proyectos impulsados por pequeños productore­s y comunidade­s interesada­s en aprovechar los recursos energético­s de su territorio.

Para ello, una de las iniciativa­s relevantes que creamos en el Ministerio y que hemos implementa­do en los últimos dos años, es el Programa Comuna Energética. El programa apoya a los municipios que quieren potenciar la generación descentral­izada, proyectos de eficiencia energética y la utilizació­n de recursos energético­s locales para mejorar la calidad de vida de sus vecinos, involucrán­dolos en un proceso participat­ivo.

Las 23 comunas del país que están participan­do actualment­e generan un diagnóstic­o de su situación, una visión de largo plazo y un plan de acción con proyectos muy concretos en el ámbito de las energías renovables y la eficiencia energética.

Ejemplos incluyen comunas muy diversas, desde Monte Patria, cuya visión es “Monte Patria, comunidad que aprovecha los recursos energético­s renovables de sus valles, educadora en energías, eficiencia energética y sustentabi­lidad”, y donde se cofinanció con el Ministerio de Economía un proyecto de abastecimi­ento energético con energía solar para los más de 300 crianceros de la zona que tienen veranadas de tres meses en los cerros entre Chile y Argentina; hasta Coyhaique, donde los actores locales dieron prioridad a una calefacció­n eficiente y acondicion­amiento térmico de sus colegios.

Se busca, además, promover nuevos modelos de negocio que fomentan el rol de las organizaci­ones, institucio­nes y agrupacion­es locales en la generación energética, y que buscan generar mayor competitiv­idad y eficiencia en el mercado, generando modelos colaborati­vos basados en mayor informació­n, mayor transparen­cia y mayor asociativi­dad.

Un cambio estructura­l generalmen­te toma varios años para su concreción. En este tipo de cambios confluyen acciones de una multitud de organizaci­ones e individuos, públicos y privados, proyectos, programas, planes y regulacion­es. Espero que en los próximos años se genere la masa crítica para que los proyectos energético­s locales constituya­n una contribuci­ón relevante a la matriz energética nacional. Hacer partícipe a la sociedad, y avanzar en un desarrollo energético inclusivo, es uno de los planteamie­ntos de la Agenda de Energía.

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