UN LIBRO Y UNA VENGANZA

Durante un fin de semana en que su esposo realiza un viaje de negocios a Nueva York, la galerista de arte Susan Morrow (Amy Adams) comienza a leer un extraño manuscrito que le ha llegado por correo: se trata de la primera novela de Ted Sheffield (Jake Gyllenhaal), su primer marido. Hace 19 años que Susan no sabe de Ted y aquella lectura le provoca al menos dos consecuencias: el recuerdo de los años junto a él, casi siempre magullados por los conflictos entre los objetivos profesionales de ambos, y la angustia de leer algo realmente provocador y siniestro. Ted, aquel aspirante a escritor de voluntad débil al que dejó por el impecable y seguro empresario Hutton Morrow (Armie Hammer), ha sido realmente capaz de escribir una buena novela. Es más, este libro es el otro relato que va contando la película Animales nocturnos en paralelo a la historia de Susan, una mujer de vida lujosa.

El gran acierto del segundo largometraje de Tom Ford es la habilidad para ir contando ambas narraciones sin perder un

Por hilo de dinamismo. Por un lado, el espectador puede dejarse llevar por la exquisita descripción del microcosmos de Susan, lleno de inauguraciones y champaña, y por el otro, dejarse vapulear por lo que lee Susan: la novela de Ted es la historia de cómo un padre de familia (interpretado por el mismo Gyllenhaal) se enfrenta al infierno de un asalto en plena carretera de Texas, condenado a la voluntad de una pandilla de maleantes. De alguna manera, el alter ego de Ted es este hombre que no sabe cómo salvar de la inminente pesadilla ni a él ni a su esposa e hija. La película es notable además en su capacidad de relacionar texturas y ambientes.

Cada vez que Susan se sobresalta por un cruel vuelco en la historia que lee, sospecha que la vida del propio Ted ha sido tal vez un infierno. También puede especular que hay dos venganzas en camino: la del protagonista del libro y tal vez la de Ted, el autor y el hombre al que ella abandonó.