La Tercera

PALABRAS DESTACADAS

- Gael García Bernal Alessandro Bertolazzi

Luego vino el turno de Kimmel y sus chistes. Partió hablando de un país divido que es odiado en el resto del mundo y que necesita estar unido, sin importar las opciones políticas. También siguieron las pullas a Trump, faltaría más, y a las medidas de su gobierno: así, bromeó con Isabelle Huppert y cómo fue que la dejaron a entrar a EE.UU.; a Matt Damon, con quien Kimmel se ha venido peleando por años, y por cierto a Meryl Streep -”sobrevalor­ada” según el Presidente-, que se ganó la primera ovación de la noche.

Y seguirían los aplausos y las ovaciones al iniciarse la entrega de los premios. El primero fue para el secundario masculino y la estatuilla llegó a manos de Mahershala Ali por su rol en Luz de Luna, la clírica y atmosféric­a cinta de Barry Jenkins. El intérprete afroameric­ano sería el primero en torcer la lógica de los #OscarsSoWh­ite, tan comentada en 2016, así como el primer musulman en obtener el premio, según reportaron diversas fuentes. Eso sí, la religión no fue tema de su discurso.

El siguiente galardón, en principio menor, dio la ocasión para que un inmigrante italiano (Alessandro Bertolazzi, premiado por Mejor maquillaje gracias a Escuadrón suicida) celebrara a los inmigrante­s que trabajan en Hollywood. Acto seguido, Jackie, de Pablo Larraín, fue derrotada por Animales fantástico­s en Mejor vestuario, donde asomaba muy bien aspectada. Con las otras en las que competía (banda sonora y actriz protagónic­a) tampoco hubo suerte.

La irrupción de la no ficción, en tanto, tuvo como su esperable vedette a OJ: Made in America, la película con duración de serie a cargo de Ezra Edelman. El propio realizador decribió su filme como “no tradiciona­l”, al tiempo que dedicó la estatuilla a las víctimas de la violencia policial y de las injusticia­s del sistema judicial.

Las categorías técnicas no fueron

El momento Viola

La actriz Viola Davis, que ganó el Oscar a Actriz Secundaria por es conocida por sus discursos largos y emotivos. Había dado una muestra de ello al ganar en los Globos de Oro y acá repitió la fórmula. En un discurso más extenso que varios otros dijo: “Somos la única profesión que celebra lo que es vivir una vida”.

muy amables con la gran favorita, permitiend­o de paso que cintas como La llegada y Hasta el último hombre tuvieron algo para llevarse a casa. Algo de sorpresa hubo en todo ello, no así en el Oscar a Mejor actriz de reparto para Viola Davis por Fences. Era la tercera nominación y la primera estatuilla para la afroameric­ana, que agradeció con ímpetu y con lágrimas: “Las películas tratan de la gente y del perdón”, dijo, con especial gratitud a su director y compañero de reparto, Denzel Washington. No es de obviar tampoco, entre los números puestos de la noche, el triunfo de Zootopia entre los largos animados

Y si alguien pensaba en el factor político, nada más claro que el Oscar a Mejor filme en lengua extranjera para The salesman, del iraní Asghar Farhadi. La película, un drama tenso y respetable que, sin embargo,

Oscar extranjero y política

Ganó The salesman, de Asghar Farhadi. Recibió el premio Anousheh Ansari, la primera iraní en el espacio y leyó una carta del director: “Mi ausencia aquí es por respeto a la gente de mii país, y los de las otras seis naciones a las que se les faltó el respeto por una ley inhumana que prohibe ingreso de inmigrante­s a EE.UU.”. “Como mexicano, como inmigrante, me opongo a cualquier muro que quiera separarnos”. “Yo soy un inmigrante, soy un italiano. Esto va dedicado a todos los inmigrante­s”.

El estilo Kimmel

De alguna manera el animador se las encargó para mantener un ritmo eficaz, burlón y amable al mismo mtiempo. Bromeó sobre Trump (“esta transimisi­ón es vista en 225 países que ahora nos odian”), Meryl Streep (“una actriz de carrera mediocre”) e invitados como Mel Gibson y Matt Damon.

pareció arrebatarl­e de las manos el premio a la extraordin­aria Toni Erdmann tras el veto al ingreso a EE.UU. a ciudadanos de siete países de mayoría musulmana, incluido Irán. Farhadi, que ya había ganado un Oscar por Una separación, se negó a asistir a la ceremonia y éste fue un activo de la candidatur­a del filme. Su declaració­n de agradecimi­ento fue leída por Anousheh Ansari, la primera iraní en viajar al espacio: “Mi ausencia es por respeto a la gente de mi país y la de las otras seis naciones que han sido irrespetad­as por una ley inhumana”.

La política y el show

En una transmisió­n televisiva que apostó por la innovación y la ocurrencia, como cuando hizo participar a unos turistas que no podían creen que estaban rodeados de estrellas, la contingenc­ia siguió siendo la protagonis­ta. Y en especial el ocupante de la Casa Blanca.

“Quiero agradecer a Trump”, dijo Kimmel en el arranque. “¿Recuerdan el año pasado cuando pensábamos que los #Oscar eran racistas?”. Más adelante, pidió a los reporteros de CNN y el New York Times salieran del teatro por ser sinónimo de “noticias falsas”. Otras cosas son los “bronceados falsos”. Otro “cariñito” al Presidente”, a quien incluso tuiteó en vivo.

Político, también, fue el rechazo de Gael García Bernal a la construcci­ón de muros en su calidad de mexicano, latinoamer­icano y de trabajador migrante. Con todo, quien esperara un discurso incendiari­o, a la manera de Michael Moore por Bowling for Columbine, tuvo que quedarse esperando.

Ya en tierra derecha, comenzaron a llegar las estatuilla­s para La La Land, entre ellas las de Mejor banda sonora y Mejor canción original. Eso sí, no le dio para Mejor guión o riginal, que fue a parar a Manchester junto al mar, dirigida y escrita por Kenneth Lonergan, que sumó a este premio el entregado a Casey Affleck como mejor actor. Una noche casi redonda para este drama duro y desolado. Pero por los palos, en guión adaptado, entraba Luz del Luna. Al recibir la estatuilla, el coguionist­a T. Alvin Mc Craney, senvió un mensaje de fuerza y orgullo a la comunidad negra de EEUU.

Vino, entonces, el Oscar a Mejor director, que puso de vuelta en su carrera triunfal a Damien Chazelle. El realizado r de 32 años, cuya juventud había sido objeto de una broma por parte de Kimmel, se convirtió en el benjamín de todos los ganadores de su categoría en casi nueve décadas. Le siguió, como se había dicho y predicho, la estatuilla para Emma Stone, quien agradeció el honor de competir con sus otras cuatro colegas.

Y la fiesta se cerró con el ya citado final, extraño y bochornoso. Tras ocurrido, dijo Kimmel que no no será anfitrión el próximo año. No es de extrañar.b

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