¿DC a primera vuelta?
LA DC se apresta a proclamar a Carolina Goic como candidata presidencial. Lo que no se sabe es si esa candidatura será de corto alcance, con vistas a competir el 2 de julio en la eventual primaria de la Nueva Mayoría, o de largo aliento, para participar en la primera vuelta del 19 de noviembre.
Si concurre a la primaria, la DC dará un paso táctico orientado a defender su actual cuota de poder, sobre todo en el Congreso, sin correr mayores riesgos. Vale decir, la inercia. El problema es lo poco estimulante que es competir dentro de una coalición desvencijada, que carga con el peso de una mala experiencia de gobierno y camina hacia el ocaso. “Si llegamos a tener una nueva coalición, lo lógico sería cambiar el nombre de la NM”, dijo esta semana el presidente del PR.
Si en cambio va a la primera vuelta, la DC hará una apuesta estratégica, determinada por el deseo de fortalecer sus señas de identidad y recuperar la influencia perdida. Será una opción propiamente política, con la mirada puesta en el futuro del partido, y por ende en la necesidad de precisar los valores que quiere representar y el rumbo que propone para Chile. Como todos los partidos, tendrá que reconcursar por el apoyo ciudadano en un momento en que la política está saturada de oportunismo, cálculo de prebendas y concupiscencia del poder.
La NM ha sido una especie de “coalición-camisa de fuerza”. En su seno han coexistido visiones muy diversas sobre el progreso e incluso sobre el valor universal de los derechos humanos y la exigencia de rechazar todas las dictaduras. Surgió como agrupación de intereses al alero de la popularidad de Bachelet, y aceptó por la misma razón el programa neoestatista que ella impuso. El balance es conocido.
Si la DC va a la primera vuelta, querrá decir que prioriza el empeño por ser una fuerza distinguible, que está dispuesta a dialogar con todos los chilenos, no solo con los funcionarios públicos. ¿Sería el fin de la NM? Así es, salvo que se proponga conectarla a un respirador mecánico. Esto no implica inestabilidad institucional de ninguna manera, ya que se trata de una definición sobre lo que vendrá después de este gobierno.
Sin la DC, la primaria oficialista se convertirá en otra cosa. No sabemos qué cosa, pero otra sin duda. En tales circunstancias, ¿qué impediría que Ricardo Lagos también compitiera en primera vuelta? ¿O el candidato radical? ¿O el del PS, si es que elige uno? No hay por qué temer a la competencia abierta. Apelar al veredicto de todos los electores es una alternativa irreprochablemente democrática. ¿Podría ocurrir algo parecido en la centroderecha? Es posible (Ossandón está listo), y en ello influye que, con varios candidatos en carrera (en 2013 fueron 9), es casi imposible que uno triunfe en primera vuelta, o sea, que le gane a todos los demás competidores juntos. En suma, puede ser políticamente saludable que los candidatos se midan ante el conjunto de los ciudadanos, y que en segunda vuelta pacten aquellas fuerzas que puedan ofrecer una alternativa coherente de gobierno. No hay que temer a la competencia abierta. Apelar al veredicto de todos los electores es una alternativa irreprochablemente democrática.