La Tercera

Por cuenta propia

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Señor director:

Las cifras de desempleo merecen un análisis desagregad­o. Acostumbra­dos a una visión concentrad­a (esos trabajan y esos no), nuestra interpreta­ción laboral está obsoleta. Dos eventos invitan a actualizar la forma de leer las cifras.

El ingreso de Chile a la Ocde implicó usar una metodologí­a acorde a países desarrolla­dos, lejanos a nuestra realidad. Los parámetros hacen parecer que existe más empleo que antaño; ahora solo basta haber recibido algún tipo de remuneraci­ón, aunque sea propina, un día del mes, para ser considerad­o parte del empleo remunerado. Si Chile fuese desarrolla­do o existiese seguridad social la medición Ocde serviría, pero no es el caso; confunde. El 6,2% actual equivale a cerca de un 8% con la medición anterior. Los datos de empleo actual son malos.

En segundo lugar, está la creciente necesidad de trabajar por cuenta propia. El trabajo “freelance” es valorado y cuidado en las economías desarrolla­das; es emprendimi­ento sin caer en sociedades “tributaria­s” unipersona­les, y donde los gobiernos se esfuerzan por crear condicione­s para el desarrollo de los independie­ntes, es decir, permiten y fomentan el libre ejercicio de una profesión u oficio. Pero la realidad de los trabajador­es por cuenta propia en Chile es opuesta a la de países desarrolla­dos. Si bien el aumento de profesiona­les que desean trabajar independie­ntes es una realidad creciente en nuestro país y el mundo, ellos se confunden con los explotados trabajador­es a “honorarios”, que deberían estar contratado­s como trabajador­es dependient­es. Los hechos, en Chile, apuntan a explotació­n laboral.

En Chile se confunde el deseo de ejercer una profesión u oficio en libertad con la cuasi-obligación de “hacer algo” por falta de oportunida­des de trabajo. Los uber-conductore­s

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