LA UC, DE CABEZA A LA LIBERTADORES
Me pueden fusilar los hinchas de Católica, pero ni una derrota hubiera modificado mi definición: fue lo mejor que he visto de la UC este 2017. Lo empató con alma, con fuerza, con empuje y con carácter. Todo lo que parecía sepultado reapareció en un partido de verdad. Volví a ver un equipo de Mario Salas. Perdía 2 a 0 y se levantó, no arrugó ni se hundió. Incluso en una cancha grande y sintética aumentó su poderío en el segundo tiempo y ahogó al rival en su arco, le anotó dos goles y lo aturdió. En Chile, un fantasma; en Brasil, la realidad. Todo se inició con dos cachetazos y yo “ingenuamente” pensaba que Católica estaba jugando bien, en ese instante lo comparaba con el clásico y la versión cruzada era mucho más afinada. Desde un inicio la historia táctica me pareció interesante, Salas retrocedió la cinta y dispuso inteligentemente el: 14-2-3-1. No era tan difícil volver a la fórmula del éxito, hasta Espinoza (no tenía regularidad) hizo un gran partido como lateral derecho. Los baluartes anteriores resucitaron, subieron todos su nivel y eso armó un colectivo parejo y sin fisuras alarmantes. Kalinski, Noir, Buonanotte y Fuenzalida mostraron otro aire, hasta los cambios funcionaron perfecto: Cordero, Llanos y Gutiérrez aportaron en su espacio. Se puede jugar con tres en el fondo, pero si no se está afinado es mejor no interpretarlo en el litigio con perros grandes y, en buen momento, Salas atinó acertadamente. Comenzó con el regalo de espacios producto del impulso de Atlético Paranaense y las mediciones amplias del campo, pero la imagen del final fue llamativa en el aspecto físico. En vez de caerse por tener todo en contra, se levantó y la UC voló en la cancha, profundo reconocimiento al preparador físico Osvaldo Alegría.
Si se les abre el debate sobre qué privilegiar, a hinchas, dirigentes o cuerpo técnico, no tengo espacio a la duda. Lo que deben botar (con respeto) es la liga chilena, para abrazar la Libertadores con todo su poderío. En esta ocasión sí se entiende dosificar, estamos hablando de jugar contra San Lorenzo y Flamengo (no Copa Chile), por lo menos desde esta tribuna aplaudiré la decisión, ya está bueno que un equipo chileno piense en hacer daño en el continente y no en el patio de su casa.