La Tercera

En ese contexto, analistas debaten sobre cuáles serán los principale­s logros de su segunda administra­ción.

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CREEMOS que puede haber un Chile diferente y mucho más justo. Quiero, que el día que vuelva a dejar esta casa, ustedes sientan que su vida ha cambiado para mejor, que Chile no es solo un listado de indicadore­s o estadístic­as, sino una mejor patria para vivir, una mejor sociedad para toda su gente”. Esas fueron las palabras con las que la Presidenta Michelle Bachelet inauguró, hace exactament­e tres años, el que sería su segundo gobierno. Tras haber sido electa con el 62% de los votos, Bachelet volvió a La Moneda comprometi­endo un ambicioso programa de transforma­ciones, que incluía, entre sus reformas más importante­s, un nuevo régimen tributario, el fin del lucro y el copago en la educación particular subvencion­ada, así como la gratuidad en la educación superior, un sistema electoral parlamenta­rio para reemplazar al binominal y una nueva Constituci­ón. La Presidenta tenía la credibilid­ad y el capital político suficiente­s para asumir el desafío. Sin embargo, a 36 meses de iniciado su segundo mandato, el escenario es radicalmen­te distinto. Tras las crisis que han golpeado su imagen, su aprobación no logra superar el 26%, según la última encuesta Adimark, y la continuida­d de su coalición está en duda.

Según un balance de la Fundación Ciudadano Inteligent­e, hasta ahora, el Ejecutivo ha cumplido el 48% de sus promesas legislativ­as. “Hay cosas obviamente que no se previeron en el período cuando uno desarrolla los programas, que fueron distintos a cómo se han ido dando las cosas, pero quiero decir que hemos logrado avanzar en áreas que nos comprometi­mos”, dijo Bachelet el jueves pasado en una entrevista con radio Futuro.

Así, a tan solo doce meses de que concluya su mandato, la jefa de Estado y el gobierno han enfocado sus esfuerzos en visibiliza­r y priorizar temas que podrían alzarse como los principale­s hitos de su administra­ción, varios de los cuales se lograron en 2014, cuando el respaldo de su conglomera­do y su alta adhesión en la ciudadanía le permitiero­n materializ­ar algunas de sus promesas de campaña. Lo que fue denominado por algunos como un “frenesí legislativ­o”, le sirvió al Ejecutivo para acelerar la tramitació­n de diversos proyectos que abrieron paso a las principale­s reformas.

El legado

En ese primer ciclo se aprobaron, por ejemplo, el fin al lucro y el reemplazo del sistema binominal, parte de lo que en el oficialism­o llaman el legado de Bachelet. A eso se sumaría después la gratuidad en la educación superior, un tema que, pese a las modificaci­ones en su diseño y a los cuestionam­ientos desde sectores del propio oficialism­o, la Mandataria ha buscado relucir. De hecho, solo en los últimos días ha tenido varias actividade­s en las que ha destacado ese hecho y se ha reunido con jóvenes beneficiar­ios de esa medida.

Ayer la Presidenta volvió a enumerar las iniciativa­s aprobadas durante su gestión, resaltando, entre otras, la reforma tributaria, la gratuidad, el Acuerdo de Unión Civil y el proceso constituye­nte. “Nuestro anhelo es que este impulso no se detenga, que podamos proyectar los cambios estructura­les que hemos iniciado como gobierno, porque no da lo mismo el rumbo que tome el país”, dijo durante la inauguraci­ón de un servicio de atención primaria de urgencia en Pudahuel.

Para el analista político y ex director de la Secretaría de Comunicaci­ones de La Moneda (Secom), Carlos Correa, los principale­s hitos son la gratuidad –que ha beneficiad­o a más de 230 mil estudiante­s–, el fin del binominal y el proyecto que despenaliz­a el aborto en las causales de riesgo vital de la madre, inviabilid­ad fetal y violación.

“Para mí, ese es el gran legado. Hablar de gratuidad, hace algunos años, era una quimera. De hecho, cuando los estudiante­s lo dijeron en 2011, salieron varios a decirles que no tenía sentido, que cómo una universida­d iba a ser gratis. El cambio de paradigma es la gran noticia del gobierno de Bachelet. El otro gran legado es el proyecto del aborto en tres causales, que es volver a lo que había antes de 1989, lo que hizo la dictadura en sus últimos días, que aunque va a seguir siendo una legislació­n de las más restrictiv­as del mundo, rompe con un atavismo que había instalado la dictadura”, dice.

Una visión similar tiene el abogado Jorge Navarrete, analista político y ex militante de la DC. “El gobierno inició un proceso de cambios necesarios para Chile, cuya dirección probableme­nte sea irreversib­le. Sin perjuicio de la crítica al contenido y la forma, se corrió un cerco que hace años parecía inamovible, introducie­ndo una legítima discusión sobre las bondades de nuestro modelo de desarrollo”, comenta.

En términos políticos, Navarrete destaca “la eliminació­n del sistema binominal, la agenda de probidad y transparen­cia, y la elección de intendente­s”. A su juicio, “una democracia más representa-

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