Estudiantes de universidades en crisis
Señor director:
Las últimas semanas ha quedado en evidencia que la crisis de la educación superior sigue profundizándose. La Universidad Arcis se enfrenta a un inminente cierre por falta de rentabilidad, sus trabajadores han sido despedidos y sus estudiantes siguen a la espera de alguna certeza sobre su futuro. En la Universidad de las Américas –una de las principales instituciones que controla el ya famoso grupo Laureate– los estudiantes han denunciado cobros abusivos de un crédito interno, el cual reemplazó al Crédito con Aval del Estado (CAE) durante los años en que no estuvo acreditada. En la Universidad Iberoamericana se han agudizado los conflictos debido a la renuncia de su rector, el retraso del inicio de clases y la crisis financiera en que se encuentra.
Estos casos no son hechos aislados: son las consecuencias de una educación regida por criterios de mercado. Por lo mismo, las universidades públicas debiesen abrir sus puertas a los estudiantes que verán interrumpidos sus estudios, ofreciendo la posibilidad de terminar sus carreras.
En particular, en la Universidad de Chile, invitamos a nuestro rector Ennio Vivaldi a que considere esta propuesta. Como él mismo ha declarado, debemos asumir un compromiso con la educación pública, por lo que abrir nuestras universidades a esos estudiantes es un primer paso hacia una reforma que se haga cargo de los problemas sustantivos del actual modelo.
Solo así avanzaremos en la dirección que la sociedad ha demandado en los últimos años. Señor director:
La carga académica del profesor debiese disminuir al eliminar las tareas para la casa, o al enviar actividades lúdicas que estimulen un hábito de estudio, ingresando a aplicaciones o sitios web educativos donde los niños aprendan jugando. Esto, ya que no se requiere de una revisión posterior debido a que se ha desarrollado un trabajo autónomo de aprendizaje. ¿Por qué no lo miramos desde este punto de vista también?