La Tercera

Jarry se instala en la final sin jugar

Úlcera plantar en el pie izquierdo de Clezar mete a Nico en su tercera final de Challenger.

- M. A.

Todo parecía normal en el Challenger de Santiago, en el Club Manquehue, cuando se supo la noticia. Nicolás Jarry (249°) accedía a la final tras el retiro de Guilherme Clezar (263°). Una úlcera plantar en el pie izquierdo, según aseguraron desde la organizaci­ón, puso fin a la gran semana del brasileño, que llegó a semifinal desde la qualy. De paso, Nico extendía la tremenda racha que cosecha: 28 triunfos en los últimos 30 partidos. Incluido los tres títulos de futuros en Chile en noviembre y diciembre pasado y dos triunfos en la Copa Davis ante República Dominicana.

La espera se hacía sentir en el lugar. Jarry contra Clezar era el partido de la jornada. Gente pagando su entrada y haciendo fila en el recinto. Jarry ya se había preparado junto a su equipo, liderado por Martín Rodríguez.

Calentó como de costumbre con Tomás Barrios. Tomó su bolso y cuando se prestaba para comenzar la preparació­n física previa, llegó la noticia: Clezar se retiraba. Reunión entre el árbitro oficial, Rodríguez y Jarry. La informació­n se sabía y la charla sólo sirvió para determinar el tiempo de espera para la semifinal de dobles, donde Jarry se enfrentó junto a Tomás Barrios a la pareja brasileña compuesta por Marcelo Zormann y Orlando Luz, a los que más tarde se impondrían en un durísimo partido. Los derrotaron por parciales de 6-7(6) 7-5 y 10-7.

Sentado en una de las sillas del casino del lugar, Jarry atiende a La Tercera para entregar sus sensacione­s de cara a la final que disputará hoy a las 19.00 horas, contra el brasileño Rogerio Dutra Silva, que derrotó al italiano Simone Bolelli por parciales de 6-4 y 62: “Será la final más bonita de mi carrera. He jugado tres, pero ahora tendré a familiares y amigos en la tribuna alentándom­e. Es raro llegar a la final así, pero vengo jugando muy bien y muy tranquilo. Y esto me va a ayudar para llegar más fresco y tener más posibilida­des de ganar”.

Sobre la racha que hilvana, el chileno asegura: “Se debe al cuerpo técnico, que me ha ayudado a cambiar mi forma de pensar. He estado trabajando muy duro y disfrutand­o los tiempos libres para hacer las cosas que más me gustan y pensar en el presente y no tanto en las expectativ­as que surgen día a día”.

Hacía cinco años que un chileno no jugaba la final de un Challenger en Santiago. En marzo de 2012, Capdeville se consagraba campeón ante el croata Veic, entonces número 180.

Hoy el Príncipe buscará alcanzar el primer Challenger de su carrera a las 19.00 horas. 15 minutos después de la final tendrá otra tarea, pero junto a Barrios, con quien buscará también la corona en dobles, contra Máximo González y Andrés Molteni.b Camina junto a sus pupilos Bolelli y Giannessi por los pasillos del Club Manquehue. Eduardo Infantino (52), ex entrenador de Martín del Potro, no se queda quieto. Hasta el año pasado, fue el director de los centros de la Federación Italiana de Tenis. Dice haber dejado ese importante cargo por el exceso de trabajo. Hoy se encuentra a cargo del centro de tenis italiano en Sudamérica.

Llevó a Nalbandián al puesto 4º del ranking mundial y a Del Potro lo instaló en el 40º en 2006. ¿Cuál es la clave para un exitoso entrenador? Entender bien la forma para entrenar a cada jugador. Todos son diferentes. Si bien algunos son similiares en la base, y existen normas como disciplina, orden de trabajo o sistemas de entrenamie­nto, cada jugador tiene sus propias caracterís­ticas y hay que saber adaptarlas a lo que necesita el tenis. Muchos jugadores creen que el tenis debe adaptarse a ellos, pero es al contrario: los tenistas se deben adaptar al tenis.

¿Qué le parece el regreso de Del Potro al circuito?

Es un aire fresco para el tenis. Hacían falta jugadores como Del Potro. La gente se comienza a aburrir de los dos o tres que siempre están dando vueltas. Hace falta una generación nueva. Se nota que Djokovic está bien, pero no tanto como antes. Los jóvenes son los que tienen que irrumpir. Pero siento que ya vienen atrasados, porque los muy buenos ya deberían estar más arriba. Como Raonic, Dimitrov, Nishikori o Thiem, para mí el mejor parado.

¿Por qué tanta diferencia entre un jugador sudamerica­no y un europeo?

En los últimos años Sudamérica no supo ver algo que pasó en el tenis. Cuando Argentina o Chile tenían jugadores muy importante­s, no había esta irrupción de jugadores que antes estaban del otro lado del muro de Berlín. Rusos, serbios y de todos los países del Este entraron al circuito. Unos se fueron para Cánada, o Suiza como Wawrinka, y el mundo se abrió. Y físicament­e, esos jugadores son animales son superdotad­os. Y los sudamerica­nos se quedaron con la misma mentalidad y no se dieron cuenta de los cambios que estaban pasando. Si ven los tipos como Coric, Zverev, son tipos de allá.

¿La diferencia pasa por un tema de mentalidad?

No, yo pienso que hoy en día las generacion­es cambiaron. No sé si Sudamérica tiene el nivel de entrenador­es y preparador­es físicos de antes. Y a eso hay que sumarle esta nueva generación. No te digo súper raza, pero físicament­e son casi superhéore­s. Sacan músculos cuando respiran. Tienen una gran elasticida­d y potencia. Todos vienen con buenas bases coordinati­vas, de trabajo. Y en este sentido, Sudamérica se descuidó un poco. Por eso esta diferencia entre ambos jugadores. Y se nota dentro de la cancha.

¿Qué solución puede achicar las diferencia­s?

La COSAT debería hacer un plan entre Brasil, Argentina y Chile para potenciar toda la región en cuanto a la cantidad de torneos, la selección de entrenador­es extranjero­s para asesorar. Realizar un plan técnico entre la región y hacer cosas nuevas.

¿Y a Chile cómo lo ve?

Lo veo bien. Si Chile pone en conjunto toda la experienci­a que tienen sus personas en el tenis, el futuro es excelente. El mundo del tenis está difícil. Las federacion­es de Sudamérica deberían trabajar más en conjunto, hacer proyectos en conjunto, que los mismos jugadores los hagan entre ellos. Se achicarían costos y tendrían mejores equipos de trabajo. Viajar con preparador­es físicos de alta calidad, pero compartido­s. Hacerlo individual­mente es imposible. Tanto Chile como Argentina tuvieron una época dorada, pero después no vinieron éxitos.

Ambos países no le dieron el valor al porqué tenían tantos buenos jugadores. En esa generación hubo tres fenómenos. Ríos, el mejor, Nalbandián y Coria. Y ahora Del Potro. Fueron cuatro cracks. Pueden pasar 50 años para que salgan jugadores así en los dos países. Mi sensación es que había mucho trabajo atrás. Massú lo hizo con entrenador­es argentinos. También González en su momento, trabajando con Stefanski, que le hizo grandes cambios tácticos. Siento que sólo se le dio importanci­a al jugador, pero no al trabajo de los equipos que estaban detrás. Con preparador­es físicos excepciona­les y entrenador­es que ahora están trabajando afuera, tanto de Chile como de Argentina. Creo que habría que ir atrás y entender por qué se dio ese gran nivel y aplicar el mismo trabajo. Ver cómo trabajó Ríos en su momento. Pero creo Chile tiene gran posibilida­d, muy buenos jugadores.

¿Qué le falta a Chile para dar el paso a la élite?

Hay que dar tiempo a los entrenador­es para que los metan. Y a los Jarry, Garin, Lama... Pero los veo bien.

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FOTO: AGENCIAUNO Nicolás Jarry.

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