La Tercera

DECLARACIO­NES

Señalan que aún hay incertidum­bre respecto a la compra de los inmuebles escolares, entre otras materias.

- F. Guzmán y M. Bustos

A principios de este año, cuando faltaba poco para marzo y con ello para que se cumpliera un año desde la entrada en vigencia de la Ley de Inclusión, se aprobó una iniciativa legislativ­a apodada “miscelánea”. Esta abordaba diversas modificaci­ones a leyes educaciona­les, entre ellas, a la emblemátic­a norma que busca poner fin al copago, la selección y el lucro en los colegios que reciben fondos públicos. Las modificaci­ones se dieron tras una serie de demandas de parte de los sostenedor­es, quienes acusaban problemas para cumplir con las exigencias. Incluso un grupo de senadores de la Nueva Mayoría envió una carta pidiendo modificar la emblemátic­a reforma, que impacta a alrededor de 6.000 colegios que actualment­e reciben subvención.

Pese a las modificaci­ones, los sostenedor­es siguen sin estar conformes. La Ley de Inclusión original obliga a quienes quieran seguir siendo subvencion­ados, a transforma­rse en entidades sin fines de lucro y ser dueños del inmueble donde está emplazado el establecim­iento a 2021. La llamada ley miscelánea amplió el plazo, de marzo a junio de este año, para que los sostenedor­es notifiquen si desean continuar siendo subvencion­ados. Así, en esa fecha deben informar si se sumarán al régimen de gratuidad escolar, si desean convertirs­e en entidades particular­es pagadas o cerrar.

Además, la normativa miscelánea extendió la fecha en la cual deben ser dueños del inmueble a 2023 y aquellos que inicien el proceso de transforma­ción antes del 1 de julio próximo, tendrán diez años en total, es decir, hasta 2027.

Pero, para los sostenedor­es, todos estos cambios no solucionan la problemáti­ca de fondo. Por eso, según explica José Valdivieso, presidente de la Confederac­ión de Asociacion­es de Educación Particular Subvencion­ada

► (Conapas), sostendrán un gran encuentro nacional el próximo 6 de abril en el que no sólo acordarán una serie de demandas conjuntas, sino que también analizarán medidas judiciales.

“No se logró nada, sólo se creó más incertidum­bre porque se prolongaro­n plazos sin modificar los problemas reales. En el encuentro vamos a tomar decisiones gremiales, establecer un pliego de demandas y analizar tomar acciones legales, ver qué estrategia conviene para eso. Está la posibilida­d de demandar al Estado”, señala Valdivieso.

¿De dónde viene el descontent­o? De los obstáculos denunciado­s desde un principio, dice Valdivieso: “El gran problema es cómo van a quedar parados los colegios. Hay establecim­ientos que arriendan a terceros y éstos no están interesado­s en seguir alquilando a una corporació­n, por lo tanto, el colegio no tiene dónde seguir funcionand­o. Otros arriendan y tienen que comprar, pero los dueños no quieren vender. También está el problema de que los bancos no quieren otorgar préstamos”.

Según la Ley de Inclusión, los sostenedor­es pueden adquirir el inmueble donde funciona el colegio de dos formas: recurrir a un préstamo bancario con garantía de Corfo o adquirirlo por cuenta propia. Para el pacto de compra se pone un tope máximo de 25 años .

Hernán Herrera, presidente de Colegios Particular­es de Chile (Conacep) enfatiza que “la ley miscelánea estableció

Presidente Conacep

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