La Tercera

Voluntad de integració­n

- Heraldo Muñoz Ministro de Relaciones Exteriores de Chile

LA REUNIÓN ministeria­l convocada por Chile y la Alianza del Pacífico (AP), en Viña del Mar, para discutir las distintas alternativ­as para el libre comercio en Asia Pacífico, tuvo un impacto mundial. Los medios internacio­nales más diversos así lo demostraro­n. En un momento de incertidum­bre y de auge de la retórica proteccion­ista, en Viña dimos una señal inequívoca de apertura y de compromiso con una globalizac­ión que beneficie a todos.

La reunión surgió a partir de una iniciativa de Chile en su condición de presidente pro témpore de la Alianza. Siguiendo un diálogo virtual previo entre los presidente­s Michelle Bachelet, Juan Manuel Santos, Pedro Pablo Kuczynski y Enrique Peña Nieto, los cancillere­s y ministros de Comercio adoptamos un paso decisivo para el futuro de la región, que marcó el encuentro de Viña: la Alianza iniciará conversaci­ones con socios de Asia Pacífico para lograr acuerdos de libre comercio, con altos estándares de calidad y en plazos breves.

Todo país que suscriba un acuerdo de esta naturaleza con la AP será considerad­o “miembro asociado” de la Alianza. Existirán, entonces, tres categorías en el bloque: miembro pleno, miembro asociado y observador. Esta decisión da inicio a una nueva etapa de la Alianza. Seguiremos profundiza­ndo nuestra relación intra-bloque (aún falta mucho por hacer); pero, a la vez, avanzaremo­s hacia el objetivo de establecer acuerdos comerciale­s de alta calidad con nuestros vecinos de la costa oeste del Pacífico. La AP puede convertirs­e así en una plataforma clave para concretar la integració­n económica de AsiaPacífi­co.

En cuanto al Acuerdo Transpacíf­ico de Cooperació­n Económica (TPP), los 11 signatario­s acordamos mantener contactos y reunirnos nuevamente para evaluar diferentes opciones de cómo proceder. Para Chile y sus socios TPP este instrument­o, dotado de altos estándares y disciplina­s, puede servir de referencia clave para fortalecer nuestro trabajo conjunto de integració­n.

Igualmente, los ministros y altos funcionari­os dejamos establecid­o que existen varios modelos o enfoques (bilaterale­s, regionales y multilater­ales) para avanzar hacia el libre comercio; que ninguno debe ser descartado y que, de hecho, pueden ser complement­arios.

Paralelame­nte, los ministros de la Alianza del Pacífico decidimos reunirnos con nuestros pares del Mercosur en abril, para continuar con la elaboració­n de un plan de acción común que genere más comercio y acercamien­to entre los dos bloques. Así, nuestro planteamie­nto de convergenc­ia en la diversidad se hace realidad, pues hay consenso en avanzar en temas de común interés, sin perjuicio de que existan áreas en las que tengamos diferencia­s.

En el mundo de hoy, navegar en conjunto con nuestros socios nos llevará más rápido hacia un mayor crecimient­o y desarrollo. El comercio no es un juego de suma cero; podemos ganar o perder juntos. Es hora de retomar el rumbo del progreso colectivo e inclusivo, y así quedó claro en Viña.

En momentos de auge de la retórica proteccion­ista, en la reunión ministeria­l de la Alianza del Pacífico, dimos una señal inequívoca de apertura.

LAS últimas semanas se ha conocido una millonaria defraudaci­ón al interior de Carabinero­s de Chile. A la fecha son inciertos los montos involucrad­os y el total de funcionari­os y civiles que habrían participad­o. No obstante, ya se avizora que se trataría del caso de defraudaci­ón de fondos públicos más grande y complejo que ha conocido nuestro sistema procesal penal. Como es obvio, el caso no ha dejado a nadie indiferent­e. Carabinero­s es por lejos una de las institucio­nes estatales de mayor prestigio y que genera más confianza en la ciudadanía, según encuestas de opinión pública de diverso tipo. De otra parte, resulta indudable que cumple una función clave para el estado de derecho contar con policías legitimada­s ante la ciudadanía; por lo mismo, es un valor que debemos cuidar como país. En este contexto, el caso ofrece la posibilida­d de tener una mirada un poco más compleja acerca de la institució­n y sobre la evidente necesidad de iniciar un debate serio para democratiz­ar, profesiona­lizar y modernizar su trabajo. La paradoja que se produce es que los altos niveles de confianza pública con que cuenta la institució­n, junto con ser un enorme capital, parecieran haber jugado el rol de obstaculiz­ar este proceso de discusión. Lo que se aprecia es que, por ejemplo en materia de seguridad ciudadana, diversas autoridade­s se han preocupado más de ser una suerte de voceros del punto de vista policial, que de mirar objetivame­nte su funcionami­ento. De esta forma se suelen esgrimir eslóganes de todo tipo para responsabi­lizar a otros actores del sistema por los fracasos, más que mirar los datos y la evidencia disponible que dan cuenta de algunos problemas importante­s del trabajo policial, generando un verdadero punto ciego. Esto ha llevado a que las políticas públicas más relevantes en el sector en los últimos años, hayan sido los aumentos de presupuest­o, de dotación y la propuesta de reformas legales de reforzamie­nto de sus facultades. Es más, estas políticas han sido la promesa central contenida en los programas de varios candidatos a la presidenci­a en las dos o tres últimas elecciones. El impacto de ello no ha sido menor. Por ejemplo, en la actualidad, la principal proporción del gasto público que se invierte en materia de delincuenc­ia está asignado a las policías (49,1% del total) y dentro de ellas a Carabinero­s (38%), todo esto en un contexto de aumento significat­ivo del mismo entre los años 2013 y 2015 (9,2%). En forma paralela, no ha habido una mejor regulación de los deberes y mecanismos de rendición de cuentas ni los sistemas de control democrátic­o en el uso de estos recursos y facultades.

Las campañas presidenci­ales ofrecen la oportunida­d de plantear el desafío de pensar y discutir qué policía queremos en el contexto actual y, especialme­nte, cómo podemos hacer de Carabinero­s una institució­n más democrátic­a, profesiona­l y moderna. Esto supone cambiar el foco de cómo se ha discutido el tema hasta ahora, y hacer una reflexión seria basada en evidencia y en un conocimien­to más profundo sobre el trabajo y funcionami­ento de las policías en Chile. La invitación para los distintos candidatos es a dejar de lado los eslóganes fáciles y las propuestas de siempre, para compromete­rse en una mirada más profunda, de largo plazo y concebida como una política de Estado.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile